Y contiene los elementos básicos para la vida, el James Webb consigue observar las moléculas heladas de la nube molecular Camaleón I, a 500 años luz de la Tierra. Están a menos 360 grados centígrados y contienen agua, dióxido y monóxido de carbono, metano y amoniaco...
Un equipo internacional de investigadores, liderado por astrónomos de la Universidad holandesa de Leiden y utilizando el Telescopio Espacial James Webb, ha conseguido observar, en el corazón más profundo de una oscura y densa nube interestelar, el hielo más frío hallado hasta la fecha. Sus moléculas, a menos 263 grados centígrados, están apenas 10 grados por encima del cero absoluto, que con sus menos 273,15 grados es la menor temperatura posible en la naturaleza. Estos hielos, hechos de distintos materiales, resultan esenciales a la hora de 'construir' planetas habitables. Moléculas heladas similares, de hecho, hicieron posible que surgiera la vida en la Tierra. Según las teorías actuales, además de los impactos de cometas y asteroides ricos en materiales helados, nuestro planeta probablemente recibió también los componentes necesarios para la vida de los hielos de la inmensa nube molecular interestelar de la que, hace unos 5.000 millones de años, surgieron el Sol, la Tierra y el resto de los mundos de nuestro sistema. En el nuevo estudio, que acaba de publicarse en 'Nature Astronomy', los investigadores utilizaron el Telescopio Espacial James Webb para estudiar la constelación del Camaleón, a unos 500 años luz de distancia y una de las regiones de formación de estrellas más cercanas a la Tierra. «Sin el Webb -dice Klaus Pontoppidan, coautor de la investigación, sencillamente no habríamos podido observar estos hielos». La región está poblada por docenas de 'bolsas' repletas de estrellas jóvenes o recién nacidas. A su alrededor, nubes moleculares tan densas y oscuras que la luz de fondo de las estrellas cercanas no consigue penetrarlas. Los astrónomos, de hecho, pensaron durante mucho tiempo que se trataba de 'agujeros' en el cielo, zonas vacías en la que no brillaban estrellas. Una de esas nubes oscuras, Camaleón I, fue precisamente el objeto de este estudio. «Esta es la primera vez que ha sido posible estudiar la composición de los llamados hielos pre estelares cerca del centro de una nube molecular -afirma Melissa McClure, astrónoma del Observatorio de Leiden y autora principal del artículo-. Además de hielos simples como agua, dióxido de carbono, monóxido de carbono, amoníaco y metano, pudimos identificar varios otros compuestos, incluido el metanol de hielo orgánico, más complejo». Leer el articulo completo, clic! enlace: ABC.es / Ciencia |