El riesgo de quedarnos atrapados en nuestro propio planeta: Orbitan 5.400 objetos de un metro de diámetro, 34.000 de más de 10 centímetros, 900.000 de más de un centímetro y más de 130 millones de más de un milímetro, superando las 10.000 toneladas métricas...
El 3 de junio de 1965, Edward Higgins White se convirtió en el primer estadounidense (antes lo habían conseguido los soviéticos) en realizar una caminata espacial. Mientras estaba realizando la primera actividad extravehicular de la NASA, un guante de repuesto se escapó por la escotilla abierta de la nave, pasando de ser una inofensiva prenda de ropa a una peligrosa arma fuera de control orbitando la Tierra a 28.000 kilómetros por segundo. Aparte de la posibilidad de convertirse en un 'guantazo' épico, se transformó en uno de los primeros desechos espaciales generados por la humanidad. Entonces ni se contemplaba que la órbita baja se convertiría en el 'basurero' que es hoy en día: 5.400 objetos de un metro de diámetro vagan sin control, acompañados de 34.000 que superan los 10 centímetros de largo, 900.000 de más de un centímetro y más de 130 millones por encima del milímetro de envergadura. Como dato: en agosto de 2022 la cantidad de material que orbita la Tierra superó las 10.000 toneladas métricas, según la Agencia Espacial Europea (ESA). Y, a pesar de que hay más concienciación que en la era de White y algunos planes para frenar la situación, se espera que el número no haga sino aumentar de manera exponencial en los próximos años. A no ser que le pongamos remedio, claro. «Desde la Tierra vemos de forma regular 31.000 objetos que vuelan a nuestro alrededor. De todos ellos, solo 6.000 son satélites útiles. Es decir, los 25.000 restantes son basura espacial», explica a ABC desde el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC), en Alemania, Benjamín Bastida Virgili. Habla con conocimiento de causa, porque él forma parte de la oficina de desechos espaciales de la ESA, quien monitoriza todos esos objetos conocidos, busca otros nuevos no controlados y calcula sus trayectorias para detectar cualquier posible choque (y ayudar en caso de que pueda evitarse). Y tiene mucho trabajo porque allí arriba no hay solo satélites (tanto en uso como en desuso); también flotan partes de lanzadores que aún pueden portar combustible susceptible de explotar y crear aún más daños en una colisión. «Es algo parecido a lo que vimos en la película 'Gravity' (2013), aunque evidentemente ahí estaba exagerado, ya que todo pasa más rápido de lo que ocurriría en la realidad; pero la idea es acertada», señala Bastida Virgili recordando el film del director Alfonso Cuarón en el que Sandra Bullock y George Clooney acaban en serios problemas espaciales después de que una nube de escombros impacte contra la Estación Espacial Internacional (ISS). De hecho, la ISS ha vivido episodios parecidos (si bien no tan desastrosos). El 28 de junio de 2011 una nube de escombros apareció de repente frente a ella. Sin tiempo para reaccionar y realizar una maniobra de desvío de órbita, los tres astronautas rusos, dos americanos y un japonés que se encontraban dentro de la estación en ese momento se vieron obligados a refugiarse en la nave Soyuz para poder ser evacuados en caso de impacto. Al final, los peores presagios no se cumplieron, pero los desechos pasaron a tan solo 250 metros 5 kilómetros por segundo, más rápido que un pestañeo. «A esa velocidad la ISS hubiera sido atravesada como si fuera mantequilla y hubiese quedado como un colador», afirmaba entonces un especialista de la agencia espacial rusa, Roscosmos. Leer el articulo competo, clic! enlace: ABC.es / Ciencia |