Clave para desentrañar el misterio del origen de un meteorito marciano, el hallazgo prueba que un estudiante de la Universidad de Pardue vio caer la roca, que aterrizó en el mismo estanque donde estaba pescando...
En 1931, mientras el científico Oliver C. Farrington observaba la colección geológica de la Universidad de Purdue (EE. UU), le llamó la atención una inusual roca: al examinarla de cerca, se dio cuenta de que en realidad aquello era un meteorito prístino, llegado desde Marte, con una pureza nunca vista hasta la fecha. Investigaciones posteriores han revelado que Lafayette (el nombre con el que fue bautizada la piedra en honor al lugar donde Farrington la encontró) fue expulsada del Planeta Rojo tras una colisión hace 11 millones de años. Sin embargo cuándo y dónde exactamente aterrizó en la Tierra ha sido un misterio. Hasta ahora. Un descubrimiento fortuito de una toxina que hace vomitar a los cerdos ha sido la sorprendente clave para desentrañar el misterio. El hallazgo, publicado en la revista 'Astrobiology', apoya con pruebas una de las historias que circulaba como posible origen. En 1935, el coleccionista estadounidense de meteoritos Harvey Nininger contó que un estudiante negro de la Universidad de Purdue -del que, hasta la fecha, se desconoce el nombre- fue testigo de la caída del meteorito y vio cómo aterrizó en el estanque en el que él mismo estaba pescando. Lo recuperó del lodo y lo donó a la universidad. Sin embargo, no se dejó ningún registro al respecto y nunca ha podido corroborar esta historia. Casi un siglo después desde que Farrington encontrara a Lafayette, Áine O'Brien, investigadora de la Facultad de Ciencias Geográficas y de la Tierra de la Universidad de Glasgow, analizó su composición con una pequeña muestra utilizando espectrometría de masas. O'Brien buscaba detalles aún desconocidos sobre la presencia de moléculas orgánicas preservadas en la roca marciana, lo que podría ser muy útil en la búsqueda de vida pasada en el planeta vecino. Entre los miles de metabolitos revelados en el análisis, O'Brien encontró uno bastante sorprendente y 'terrenal': el deoxinivalenol o DON, una 'vomitoxina' que se encuentra en F. graminearum, un hongo que contamina los cultivos de cereales como el maíz, el trigo y la avena. Esta toxina provoca enfermedades en humanos y animales cuando se ingiere, y los cerdos se ven particularmente afectados. Leer el articulo completo, clic! enlace: ABC.es / Ciencia |