Un equipo de investigadores de la NASA desmonta la idea de que las enanas rojas puedan tener mundos habitables ...
La NASA acaba de poner a punto un nuevo modelo para averiguar si un planeta lejano puede considerarse habitable. Y aplicando ese modelo al mundo rocoso que órbita a nuestro vecino estelar más cercano, Próxima Centauri b, resulta que no es adecuado para albergar ningún tipo de vida. Un jarro de agua fría para todos aquellos que esperaban encontrar alguna clase de actividad biológica en el exoplaneta más próximo a la Tierra. El trabajo acaba de publicarse en Astrophysical Journal Letters.
El descubrimiento de Próxima Centauri b se anunció a bombo y platillo a finales de agosto del año pasado. De hecho, no solo se trataba de un mundo de tamaño parecido al nuestro, sino que se encontraba, además, en medio de la zona de habitabilidad de su estrella y se hallaron indicios de que su superficie podría, incluso, estar cubierta por un vasto océano de agua. La noticia causó tal impacto que, apenas unos días después, el multimillonario ruso Yuri Milner anunciaba un plan para recorrer los 4,37 años luz que nos separan de Próxima b y enviar allí, en los próximos 40 años, toda una flotilla de sondas para visitarlo y examinarlo más de cerca.
Como es sabido, la zona de habitabilidad de una estrella es un área a su alrededor en la que las temperaturas, ni demasiado calientes ni demasiado frías, permitan la existencia de agua en estado líquido, uno de los requisitos básicos para la vida. Generalmente, se considera que cualquier exoplaneta que gire alrededor de su estrella en esa zona privilegiada es, en potencia, un candidato ideal para buscar en él algún signo de vida. El principio se basa en el hecho de que aquí, en la Tierra, en cualquier lugar en el que haya agua la vida prospera de alguna forma.
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