Se ha convertido en los ojos de la Tierra en el Cosmos, en este territorio aislado se encuentran los telescopios más poderosos del planeta. El Observatorio Europeo Austral (VLT) es un modelo de cooperación de 16 países con la vista puesta en el espacio, entramos en un centro de investigación único en el mundo ...
La primera sensación al llegar a Paranal es la de estar perdido en otro planeta. Nada más salir del coche se siente la sequedad en la nariz y los labios empiezan a cuartearse. El cielo es de un azul impoluto; la tierra, parda y roja; el paisaje, marciano. Estamos en el desierto de Atacama, al norte de Chile, el lugar más seco de la Tierra. Aquí, a más de 2.600 metros de altura, a dos horas en coche de la población más cercana, donde el cielo está despejado más de 300 noches al año, se alza el observatorio óptico más sofisticado del mundo, el Telescopio Muy Grande (VLT).
“Bienvenidos a la disneylandia de la astronomía”, dice nuestro guía, Francisco Rodríguez. Tras la barrera de entrada solo se vislumbran hileras de furgonetas friéndose al sol, hangares solitarios, ni rastro de astrónomos, nada parecido a un gran templo de la ciencia en medio del desierto. Rodríguez nos conduce a una rampa que hay a la derecha de la carretera y que termina en una gran puerta negra. Al abrirla estalla una orgía de delicioso aire húmedo que llega de un jardín tropical y una piscina. Son las áreas de esparcimiento de un edificio construido bajo tierra e iluminado por una cúpula de cristal de 35 metros. Aquí viven unas 200 personas, entre investigadores, operarios y trabajadores. “Está prohibido consumir alcohol y el agua nos la traen en camiones cisterna, tres cada semana”. Los pasillos están flanqueados por hileras de habitaciones. Aunque es cerca de mediodía, todo está en silencio y de los pomos de muchas puertas cuelgan carteles rojos: “Personal descansando, no molestar”. Los investigadores residen en Santiago, la capital, y se turnan en estancias de unos diez días de trabajo nocturno e intensivo en el observatorio. Leer el articulo completo y ver el vídeo, clic! ELPAÍS.com / Ciencia |