Las cales de Manhattan a pesar de que han pasado casi 2.500 años, en su cartografía se adivina todavía la mano de 'Hipodamo de Mileto', con 11 avenidas cortadas en ángulo recto por 155 calles...
Geometría y angustia. Con estas dos palabras Federico García Lorca definió los dos elementos que embargan al turista en su primera visita a la ciudad de Nueva York. Y es que el mapa de Manhattan es la cuadrícula más famosa del mundo, con sus once avenidas –que recorren la isla de norte a sur- cortadas en ángulo recto por 155 calles. En contra de lo que se pudiera pensar a priori, su plan urbanístico ha cumplido más de dos siglos, ya que tenemos que remontarnos hasta 1811 para conocer su concepción. Fue entonces cuando Gouverneur Morris, John Rutherford y Simeon de Will consideraron que el ángulo recto era el más económico para vivir y para edificar. En aquellos momentos se acordó que las calles estuvieran separadas entre sí por unos 60 metros y las avenidas por una distancia comprendida entre 150 y 275 metros. El motivo era fundamentalmente sanitario, con esas medidas consideraban que se podría evitar la propagación de las epidemias al permitir que el aire circulara libremente entre los edificios. Si la cuadrícula de Manhattan estuviera perfectamente orientada al NE, que no lo está, el punto en el que sale o se pone el sol durante los solsticios estaría alineado con la recta que dibujan de este a oeste las calles de la isla. Sin embargo, la retícula tiene una inclinación de casi 30 grados al este, un hecho que provoca que las fechas en las que se produce ese regalo de la naturaleza no sean fijas. Este fenómeno es conocido popularmente como Manhattanhenge –en alusión a Stonehenge (Inglaterra)- o solsticio de Manhattan y atrae todos los años a cientos de turistas. El neologismo fue popularizado en el año 2002 por Neil deGrasse Tyson, un astrofísico del Museo Americano de Historia Natural. Leer el articulo completo, clic! en el enlace: ABC.es / Ciencia |