Aseguran que reducen costes de mantenimiento y tienen menor impacto ambiental ...
Lo que inspiró a David Yáñez fue el colapso del Puente de Tacoma, en el estado de Washington (EEUU). Era 2002 y estaba estudiando Ingeniería en Valladolid cuando empezó a darle vueltas a la espectacular desintegración de aquel puente que quedó grabada en vídeo para siempre.
La destrucción del que en su día había sido uno de los mayores puentes del mundo se debió a los vórtices de von Kármán, que constituyen uno de los mayores enemigos de los ingenieros y arquitectos de todo el mundo habían luchado siempre, y que se producen cuando un fluido choca contra un objeto más o menos cilíndrico.
Este fenómeno es, por ejemplo, responsable de que algunas chimeneas terminen en su parte más alta en espiral. Y hay buenas razones para ello: en 1965, tres de las ocho chimeneas de la térmica de Ferrybridge, en Gran Bretaña, se vinieron abajo debido a losvórtices de Von Kármán. A una escala infinitamente más grande, estos vórtices provocan increíbles formaciones nubosas que se ven por satélite cuando los vientos alisios chocan contra islas pequeñas y montañosas, como las Canarias, Azores o Madeira.
La idea de Yáñez era simple: «Construir una estructura que, apoyada en la generación de vórtices de Von Kármán y en la frecuencia de oscilación de un cuerpo, absorba energía del aire sin ningún elemento susceptible de desgaste o rozamiento». Traducción: hacer un molino de viento sin palas, que oscile con el viento y que genere electricidad gracias a un juego de imanes que hagan innecesarias tuercas, engranajes o nada que provoque rozamiento. Ver el articulo completo y vídeo en: ELMUNDO.es / Ciencia |