Investigadores aseguran que si el Sol hubiera lanzado la nube de plasma tan solo nueve días antes, nuestra civilización dependiente de la tecnología habría recibido un impacto tremendo del que no nos recuperaríamos en años ...
El 23 de julio de 2012, una rápida sucesión de eyecciones de masa coronal -las más intensas erupciones que se producen en el Sol- envió disparada una nube de plasma magnetizado hacia el espacio que atravesó la órbita terrestre. La Tierra consiguió esquivar el balazo, pero si la erupción se hubiera producido tan solo nueve días antes, nos habría golpeado de lleno. Las consecuencias han sido descritas en la Nature Communications por investigadores de la Universidad de California, Berkeley, y la Academia China de Ciencias en Pekín, y, ciertamente, resultan inquietantes. Los científicos aseguran que el impacto solar podría haber causado estragos en la red eléctrica, desactivado los satélites y GPS y perturbado ampliamente nuestras vidas, cada vez más dependientes de la tecnología. Como resumen, los efectos habrían sido «tremendos» y el mundo necesitaría de cuatro a diez años para recuperarse.
Las explosiones solares habrían envuelto la Tierra en fuegos artificiales magnéticos como los de la mayor tormenta magnética jamás registrada en nuestro planeta, el llamado evento Carrington de 1859. El modo dominante de comunicación en ese momento, el sistema de telégrafos, quedó inutilizado en Estados Unidos. Mientras tanto, la aurora boreal iluminaba el cielo nocturno hasta el sur de Hawai.
Si la tormenta magnética, detectada por la nave espacial STEREO (Observatorio Solar y Terrestre) de la NASA, hubiera golpeado la Tierra «probablemente se habría parecido a la grande en 1859 , pero el efecto hoy, con nuestras tecnologías modernas, habría sido tremendo», dice Janet G. Luhmann, investigadora del equipo de STEREO y del Laboratorio de Ciencias Espaciales en Berkeley.
Un estudio realizado el año pasado estimó que el coste de una tormenta solar como el Evento Carrington podría alcanzar 2.600 millones de dólares en todo el mundo. Un evento considerablemente menor el 13 de marzo de 1989 llevó al colapso de la red eléctrica Hydro-Quebec de Canadá, y la consiguiente pérdida de electricidad a seis millones de personas durante un máximo de nueve horas. Ver el articulo completo en: ABC.es / CIENCIA