En el centro de la Vía Láctea, la composición química de la estrella S0-6 no se parece a la de sus vecinas, lo que hace sospechar que procede de una galaxia distinta a la nuestra...
No resulta fácil ser una estrella en el superpoblado centro de la Vía Láctea. Bajo el dominio directo de Sagitario A*, su gran agujero negro central, el corazón galáctico vive constantemente sometido a unas fuerzas gravitatorias descomunales. Lo cual, unido al hecho de que la densidad estelar es mayor allí que en cualquier otra parte, lleva frecuentemente a las estrellas a chocar entre sí, o a acercarse unas a otras hasta el punto de 'robarse' sus masas, o a empujarse hacia trayectorias mortales que, a veces, las llevan directamente a las fauces siempre abiertas del agujero negro. En el centro galáctico, las estrellas no viven mucho, apenas unos pocos millones de años, y suelen terminar sus días de forma violenta. Sin embargo, y precisamente allí, en medio de esas condiciones infernales, un enjambre de unas 20 estrellas, llamadas 'estrellas S', trazan órbitas elípticas que las llevan a pasar extraordinariamente cerca de Sagitario A*, Entre fascinados e incrédulos, los astrónomos no consiguen explicarse su origen. Desde luego, no parece probable que se formaran tan cerca del agujero negro, por lo que los científicos creen que cualquier estrella de ese grupo debe, por fuerza, haber llegado de otra parte. ¿Pero de dónde? Ahora, un equipo internacional de investigadores, dirigido por el astrofísico Shogo Nishiyama, de la Universidad de Educación de Miyagi, en Japón, acaba de confirmar el origen de una de esas estrellas, llamada S0-6, y ha descubierto que, casi con total seguridad, no nació en nuestra galaxia. Lo cual la convierte en la primera estrella 'extragaláctica' que se identifica en el centro de nuestra Vía Láctea. El trabajo acaba de publicarse en 'Proceedings of the Japan Academy, Series B'. Utilizando el telescopio óptico-infrarrojo Subaru, en Hawái, Nishiyama y su equipo estudiaron minuciosamente a SO-6 durante ocho largos años. Primero, midieron la velocidad y la trayectoria de la estrella, y hallaron una aceleración que confirma su órbita alrededor de Sagitario A*. S0-6 se encuentra extraordinariamente cerca del agujero negro, a sólo 0,04 años luz de distancia, es decir, exactamente a 378,4 millones de km, poco más del doble de distancia que hay entre la Tierra y el Sol. Lo siguiente fue hacer un detallado análisis de la luz emitida por la estrella, buscando las líneas espectrales que revelan su composición química, algo que sirve para determinar su edad. Las estrellas más viejas, en efecto, formadas en las primeras etapas del Universo, suelen contener una menor cantidad de elementos pesados, ya que al principio los únicos elementos disponibles para fabricar estrellas eran gases ligeros, como hidrógeno o helio. Sólo más tarde, cuando esas primeras estrellas murieron tras fabricar elementos más pesados a lo largo de sus vidas, éstos pudieron pasar a formar parte de la composición de las siguientes generaciones estelares. Por eso, la presencia de una mayor cantidad de elementos pesados implica, en el caso de las estrellas, una mayor juventud. En concreto, los investigadores descubrieron que el espectro de SO-6 revela un contenido muy bajo en elementos pesados, lo que implica una edad avanzada, que Nishiyama y sus colegas estimaron en unos 10.000 millones de años. Leer el articulo completo, clic! enlace: ABC.es / Ciencia |