El telescopio Chandra de la NASA sigue la explosión de un nova después de trece años para observar sus cambios ...
En 1901, un objeto celeste se convirtió en una sensación en el mundo astronómico cuando repentinamente apareció como una de las estrellas más brillantes del firmamento durante unos días, para después desvanecerse gradualmente. Esa luz fue bautizada como GK Persei y es citada por los científicos modernos como un ejemplo de«nova clásica», un estallido producido por una explosión termonuclear en la superficie de una estrella enana blanca, el denso remanente de una estrella similar al Sol, situada en la constelación de Perseo, a 1.530 años luz de la Tierra.
Utilizando el Observatorio de Rayos X Chandra de la NASA, los astrónomos han estudiado esta explosión particular, ya que puede proporcionar pistas sobre la dinámica de otras erupciones estelares mucho más grandes.
Una nova se produce cuando la fuerte gravedad de una enana blanca tira del material de su estrella compañera en órbita. Si suficiente material, sobre todo en forma de gas hidrógeno, se acumula en la superficie de la enana blanca, pueden desencadenarse reacciones de fusión nuclear, culminando en la explosión de una bomba de hidrógeno de tamaño cósmico. Las capas externas de la enana blanca son lanzadas al espacio, y la explosión de la nova se puede observar durante un período de meses o años mientras el material se expande hacia el espacio.
Las novas clásicas pueden ser consideradas como versiones en «miniatura» de las explosiones de supernovas. Las supernovas señalan la destrucción completa de una estrella y pueden ser tan brillantes que eclipsen toda la galaxia donde se encuentran. Las supernovas son extremadamente importantes para la ecología cósmica porque inyectan enormes cantidades de energía en el gas interestelar, y son responsables de dispersar al espacio elementos como el hierro, el calcio y el oxígeno donde se pueden incorporar a las futuras generaciones de estrellas y planetas.Ver el articulo completo en: ABC.es / Ciencia |