Los datos obtenidos por la misión Rosetta en el cometa 67/P Churyumov Gerasimenko revelan que su agua no se parece a la de nuestro planeta ...
Un equipo internacional de científicos dirigido por Kathrin Altwegg, investigadora principal del instrumento ROSINA, un espetrómetro de masas a bordo de la sonda Rosetta, acaba de publicar en Science las primeras conclusiones del análisis del agua del cometa Churyumov Gerasimenko. Un agua que, al parecer, es diferente de la que tenemos en la Tierra.
Uno de los objetivos principales de la misión Rosetta es, en efecto, averiguar si el agua de la Tierra, la que llena nuestros océanos, fue o no traida a nuestro mundo por cometas. Y las medidas directas de la proporción entre hidrógeno y deuterio en el agua del cometa 67/P Churyumov Gerasimenko tomadas por Rosetta parecen indicar que no. O por lo menos, no por cometas de la misma clase que el primero en el que el hombre consigue hacer aterrizar un módulo. [Así te lo contamos en directo].
Se sabe que, hace más de 3.000 millones de años, cuando el Sistema Solar era aún muy jóven, Júpiter se desplazó desde su lugar de origen hasta su órbita actual. Al hacerlo, el planeta gigante arrastró en su avance a millones de cometas y asteroides, lanzándo a muchos de ellos directamente contra los planetas interiores. La Tierra sufrió en aquella época lo que se conoce como "El gran Bombardeo", y recibió el impacto de un gran número de meteoritos y cometas de todos los tamaños. Muchos científicos mantienen la hipótesis de que fue así, precisamente, cómo pudieron llenarse las cuencas oceánicas.
Pero el instrumento ROSINA de la nave Rosetta, un espectrómetro de masas que ha analizado la huella química de los gases que envuelven el núcleo del Churyumov Gerasimenko, ha demostrado que el agua del cometa no es como la de la Tierra. Desde hace años, investigadores de todo el mundo han estado estudiando la composición del agua que contienen asteroides y cometas para determinar si fueron los unos o los otros los que aportaron las reservas originales del agua terrestre.
Ver el articulo completo en: ABC.es / Ciencia
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