Se cumplen 25 años de la llegada de la nave de la NASA al lejano planeta, una hazaña que no ha vuelto a repetirse ...
El 25 de agosto de 1989 llegaba la primera nave espacial al lejanoNeptuno, la primera y la última hasta el momento. Solo la Voyager 2ha visitado a Urano y Neptuno. Ni tan siquiera la sonda Nuevos Horizontes, que dentro de once meses llegará a Plutón, ha conseguido acercarse a ninguno de estos planetas gigantes, solo a Júpiter para conseguir mayor impulso y velocidad gracias a la gravedad del coloso planeta.
La Voyager 2 nos enseñó lo nunca visto: Neptuno, el tercer planeta más grande del Sistema Solar tras Júpiter, Saturno y Urano. Un gigantesco mundo azul oscuro de 49.528 Km, unas cuatro veces el diámetro de la Tierra, con una superficie bastante lisa, sin bandas que la crucen como en Júpiter o Saturno o llena de tormentas anticiclónicas por todo el planeta. Nos dejó ver por primera vez la mayor tormenta del Sistema Solar que giraba en su superficie, tras la Gran Mancha Roja de Júpiter, que ahora se empequeñece año tras año.
Aquella sorprendente tormenta en forma huracán que deambulaba por el hemisferio sur del planeta nos dejó a todos atónitos, pero estudios más recientes sobre el gigantesco fenómeno han adelantado que en lugar de tratarse de un anticiclón como la Gran Mancha Roja de Júpiter, pudiera tratarse de un agujero en la superficie, un hoyo. Tengamos en cuenta que Neptuno está compuesto de gases, esencialmente de hidrógeno y helio, también metano, que es donde se desenvolvía ese agujero.
Los vientos que removían a aquella zona oscura del tamaño de la Tierra resultaron ser los más veloces registrados jamás en todo el Sistema Solar, alcanzando los 2.400 km/h. Los vientos más rápidos registrados en nuestro planeta han sido de poco más de 500 km/h en tornados F5. En 1994, cuando el Telescopio Espacial Hubble enfocó a Neptuno, la tormenta o había desaparecido o había sido cubierta por la misma atmósfera del planeta. Un misterio que no quedó resuelto en su totalidad.
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