31 días viviendo en un búnker submarino ...
Jacques Cousteau (1910-1997) fue el gran embajador de los océanos. Tras su muerte, sus descendientes tomaron el relevo para continuar con la misión a la que dedicó su vida: proteger los mares y dar a conocer las numerosas y vulnerables especies que albergan.
Las embajadas de los miembros de la familia Cousteau son los laboratorios submarinos desde los que estudian los océanos y llaman la atención del mundo sobre su preocupante situación que hoy, Día Mundial del Medio Ambiente, vuelven a poner de manifiesto los informes científicos que alertan sobre las amenazas que se ciernen sobre ellos: desde la acidificación de los océanos (causada por la absorción de dióxido de carbono), a la acumulación de basura en zonas que ni siquiera han sido exploradas por el hombre, pasando por el creciente número de especies en peligro o a punto de desaparecer debido a la sobrepesca.
Su nieto Fabien Cousteau, de 46 años, se sumergió el domingo en Aquarius, un laboratorio instalado a 20 metros de profundidad en el santuario marino de los Cayos de Florida (EEUU). Con esta mediática aventura, que puede seguirse en directo a través de su web, quiere reclamar a los gobiernos que destinen más fondos para investigar y proteger los océanos. Por primera vez, ha declarado a AFP, un Cousteau podrá compartir sus experiencias bajo el mar en tiempo real con el resto del mundo: «Mi abuelo hubiera soñado con hacer algo así, pero no disponía de la tecnología necesaria», señala el oceanógrafo, hijo de Jean-Michel Cousteau.
Ver el articulo completo en: ELMUNDO.es / Medio Ambiente
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