Científicos identifican las últimas señales provenientes de una estrella mientras es devorada por un pozo cósmico masivo
ABC.ES / MADRID
Día 03/08/2012 - 14.35h
El satélite Swift de la NASA identificó el pasado año una potentísima explosión ocurrida en el corazón de una lejana galaxia, en la constelación del Dragón, a 3.800 millones de años luz. Se trataba de un agujero negro masivo que había devorado una incauta estrella cercana. El agujero disparó un rayo de energía tan poderoso que pudo ser observado desde la Tierra durante largo tiempo. Ahora, los investigadores han identificado una distintiva señal de rayos X detectada en los días siguientes a la explosión que proviene de la materia a punto de caer en el pozo cósmico. Los científicos dicen que esta señal puede ser interpretada como los últimos «gritos» o «estertores» de la estrella mientras era descuartizada.
Esta señal reveladora, conocida como oscilación cuasi-periódica, es un rasgo característico de los discos de acreción que a menudo rodean a los objetos más compactos del universo, estrellas enanas blancas, estrellas de neutrones y agujeros negros. Se cree que puede emanar de materiales a punto de ser absorbidos. La señal ya había sido observada en agujeros negros de masa estelar, y ahora existen evidencias de que también se encuentran en los poderosos agujeros negros que pueden tener masas entre 100 y 100.000 veces la del Sol. Un caso como este solo se había observado con anterioridad una vez, en la galaxia Seyfert, a 575 millones de años luz.
«Este descubrimiento amplía nuestro alcance en el borde interior de un agujero negro situado a miles de millones de años luz de distancia, lo que es realmente asombroso. Nos da la oportunidad de explorar la naturaleza de los agujeros negros y poner a prueba la relatividad de Einstein en un tiempo en el que el Universo era muy diferente a lo que es hoy», explica Rubens Reis, investigador de la Universidad de Michigan y coautor de un artículo que aparece este jueves en la revista Science.
La fuente de rayos X conocida como J1644 Swift 57 fue descubierta el 28 de marzo de 2011 por el satélite Swift de la NASA. Pronto, los científicos pronto se dieron cuenta de no se parecía a nada que hubieran visto antes. Era la consecuencia de un acontecimiento verdaderamente extraordinario, el despertar de un agujero negro dormido en una galaxia distante que trituraba y se tragaba una estrella que pasaba cerca. La luz tuvo que viajar 3.900 millones de años antes de llegar a la Tierra.