Por qué extender la vida de la Tierra por el universo es una mala idea. La vida en la Tierra podría haber llegado con restos orgánicos de otros planetas, un día nosotros también podríamos sembrar el universo de vida. Pero ¿Deberiamos hacerlo?...
Supongamos que la humanidad se enfrenta a un evento de extinción masiva. No solo con mucha probabilidad, sino con total certeza. Una supernova cercana explotará, irradiando todas las formas de vida, un agujero negro engullirá la Tierra, habrá un asteroide interestelar del tamaño de Marte que lleve nuestro nombre. Un cataclismo que acabará con toda la vida en la Tierra. Podríamos abrazar nuestro destino y enfrentarnos juntos a la extinción definitiva. Podríamos reunir los archivos de bibliotecas de todo el mundo y lanzarlos al espacio con la esperanza de que otra civilización los encuentre. O podríamos construir una flota de arcas que contengan vida terrestre. No personas, sino bacterias, hongos y otros organismos simples. Sembrar el universo con nuestra herencia genética. De todas estas opciones, la última tiene la mayor probabilidad de continuar nuestra historia. Es una idea conocida como panspermia dirigida, y pronto tendremos la capacidad tecnológica para hacerla realidad. Pero ¿deberíamos hacerlo? La idea de la panspermia dirigida se lleva debatiendo por lo menos desde la década de 1970. Carl Sagan y otros incluso consideraron la posibilidad de que la vida en la Tierra sea el resultado de la panspermia dirigida por otra civilización. Sin embargo, un estudio reciente en Acta Astronautica analiza la idea desde una perspectiva ética y filosófica, preguntándose cuál es el costo moral de tal esfuerzo. La motivación filosófica de la panspermia se basa en el biocentrismo. Es decir, la idea de que un universo con vida es mejor o más valioso que un universo sin ella. Una variante del biocentrismo es la idea de que cuanto más, mejor. Si la vida en la Tierra es buena, terraformar Marte es mejor. Colonizar mil planetas con vida terrestre es aún mejor. Cuantos más recovecos cósmicos haya donde la vida pueda afianzarse, más vibrante será el cosmos. Desde esta perspectiva, la panspermia parecería ser un imperativo moral. Otra perspectiva sostiene que, si bien la vida es buena, su variedad y diversidad son importantes. Un mundo rico en peces, árboles, flores y mariposas es sin duda mejor que un planeta con solo pasto y vacas. En ese caso, la panspermia dirigida corre el riesgo de contaminar otros mundos. Desde esta perspectiva, podría ser ético sembrar el cosmos como último recurso para salvar la vida terrestre, pero no para expandir el alcance de la vida terrestre más allá de nuestro sistema solar. Otro factor que consideran los autores es el bienestar social. Si enviamos vida a planetas distantes, entonces la vida inteligente podría evolucionar en esos mundos. Nuestros primos genéticos podrían experimentar dificultades al igual que la humanidad: guerras, hambrunas, conquistas. ¿Sería justo traer más sufrimiento al universo, o es mejor hacer de la Tierra un mundo más justo antes de expandirnos más allá de nuestro cielo? Leer el articulo completo, clic! enlace: 👇 El Confidencial.com / Ciencia |