La sonda espacial de la NASA ha detectado un aumento de los rayos cósmicos, señal de que pronto se adentrará en el espacio interestelar, en un viaje de más de cuarenta años ...
Hace más de cuarenta años, cuando ni siquiera existían los ordenadores personales ni Internet ni la telefonía móvil, la NASA lanzó al espacio dos sondas gemelas que se han convertido en una leyenda de la exploración espacial. Entonces pocos habrían apostado por que las aparentemente sencillas Voyager pudieran seguir en activo a día de hoy, enviando puntualmente información a la Tierra. Después de un largo viaje en el que han visitado planetas y lunas, estas vetustas sondas son los artefactos humanos que han llegado más lejos. En agosto de 2012, la Voyager 1 lograba algo inédito al salir del Sistema Solar para adentrarse en el oscuro espacio interestelar. Ahora, su compañera, situada a 17.700 millones de kilómetros de la Tierra (más de 118 veces nuestra distancia al Sol) está también muy cerca de cruzar esa última frontera. Desde 2007, la Voyager 2 viaja a través de la capa más externa de la heliosfera, la vasta burbuja que rodea el Sol y los planetas dominada por el material solar y los campos magnéticos. Una vez que la Voyager 2 salga de la heliopausa (la capa externa de la helioesfera donde la radiación solar se encuentra con la que procede de otras estrellas), obtendrá el título de segundo objeto creado por el hombre en ingresar al espacio interestelar. Los investigadores del Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA sospechan que esto está cerca de ocurrir porque la Voyager 2 detectó a finales de agosto un aumento en los rayos cósmicos que se originan fuera de nuestro Sistema Solar. En concreto, las partículas del espacio profundo que impactan en la nave han aumentado un 5% en comparación con principios del mismo mes. Leer el articulo completo, clic! en el enlace: ABC.es / Ciencia |