Su despliegue ha suscitado una agría polémica entre los astrónomos de todo el mundo, ya que su intenso brillo dificultará el estudio y las observaciones científicas y astronómicas ...
¿Arte o simple basura espacial? Esa es la cuestión. El domingo 21 de enero Nueva Zelanda lanzó con éxito su primer cohete, con tres satélites comerciales a bordo, lo que la convirtió en la undécima nación de la Tierra capaz de llevar una carga útil al espacio. Sin embargo, el cohete, construido por la empresa Rocket Lab, llevaba a bordo un pasajero "extra", que también se desplegó en órbita (y en secreto) al mismo tiempo que los satélites. Se trataba de Humanity Star, una esfera geodésica de algo más de un metro de diámetro, hecha de fibra de carbono y formada por 65 paneles altamente reflectantes. ¿Su propósito? Ser visible desde la Tierra y convertirse, durante los nueve meses que permanecerá ahí arriba, en la primera obra de arte espacial de la historia, además de en el objeto más brillante del cielo nocturno. Su existencia fue revelada por Rocket Lab a mediados de la semana pasada, cuando la estrella artificial estaba ya en el cielo. Parecida a un gran balón de playa, o a una de esas esferas reflectantes que iluminan las discotecas, Humanity Star fue concebida por Peter Beck (el CEO de Rocket Lab), quien asegura que la "obra de arte" podrá ser contemplada por todo el mundo en todo el planeta, a medida que vaya pasando por encima de nuestras cabezas. Humanity Star, en efecto, irá "peinando" la totalidad de la superficie terrestre en órbitas de 90 minutos y a una velocidad que supera en 27 veces a la del sonido (es decir, a 9.261 metros por segundo, algo más de 33.000 km/h). "El objetivo -asegura Beck- es hacer que la gente mire hacia arriba y se dé cuenta de que están sobre una roca en un Universo gigante". Leer el articulo completo, clic! en el enlace: ABC.es / Ciencia |