Es también el más lejano, a 50 millones de años luz de la Tierra, y según los científicos algo así no debería existir ...
Se llama NGC 5907 X-1 y, según los astrónomos, algo así no debería existir. Se trata de un lejano púlsar, de hecho el más lejano descubierto hasta ahora, a una distancia de 50 millones de años luz, pero lo más sorprendente es que su brillo es mil veces superior a lo que se creía posible. El objeto, un cadáver estelar que gira sobre sí mismo a una enorme velocidad, fue descubierto por científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) con el telescopio XMM Newton. El hallazgo se publica esta misma semana en Science.
Los púlsares son estrellas de neutrones, restos de antiguas estrellas muy masivas que llegaron violentamente al final de sus vidas. Lejos de los antiguos esplendores, los púlsares son muy pequeños, de apenas unos pocos km. de diámetro, pero extraordinariamente densos, de forma que incluso una cucharadita de la materia de la que están hechos puede pesar varias toneladas. Poseen un intenso campo magnético y giran sobre sí mismos muy rápidamente, incluso decenas o incluso cientos de veces por segundo. Al hacerlo, emiten regularmente pulsos (de ahí su nombre) de rayos X en dos haces simétricos que viajan a través del Universo. Cuando esos haces se alinean con la Tierra, parecen proyectar una luz intermitente, como la que emitiría un faro a medida que gira.
Pero NGC 5907 X-1 no es, ni mucho menos, un púlsar normal, sino el más luminoso jamás visto hasta ahora. Forma parte de un sistema binario (es decir, tiene una estrella compañera, de la que está absorbiendo masa) y en un solo segundo es capaz de emitir la misma cantidad de energía que nuestro Sol libera en tres años y medio. Durante los últimos 13 años, el XMM Newton había rastreado este objeto, que finalmente pudo descubrir tras identificar sus periódicas pulsaciones, a intervalos regulares de 1,13 segundos.Leer el articulo completo, clic! en el enlace: ABC.es / Ciencia |