El belga resolvió el experimento fallido de Galileo observando el sistema del planeta Júpiter y sus satélites ...
La naturaleza de la velocidad de la luz ha sido objeto de debate a lo largo del desarrollo del pensamiento y de la Historia del mundo. Ya en la antigua Grecia, los filósofos discutían sobre este fenómeno sin hallar una respuesta a su pregunta. Desde los griegos a los egipcios, y pasando por los pensadores del Islam, hasta llegar a la filosofía occidental moderna: todos cuestionaron su naturaleza, y algunos lo hicieron con mayor acierto que otros.
Hoy el mundo conoce que la luz no es infinita ni instantánea, aunque no siempre se creyó que fuera así. Aristóteles, entre otros, apuntó que esas dos eran las características que distinguían a la velocidad de la luz porque cualquier otra teoría sería demasiada «tensión» para el sistema de creencias del ser humano, lo que haría imposible creer en ella.La noche de tal día como hoy, 7 de diciembre, hace 340 años, Rømer, que realizaba de forma regular observaciones a Júpiter y sus satélites –precisamente cuatro de ellos los descubrió Galileo– con su telescopio, reparó en un detalle que hasta entonces no había percibido: que cuanto más lejos estaba la Tierra del quinto planeta del sistema solar, más retrasados se percibían los eclipses de las lunas de Júpiter. Esa diferencia en el tiempo no era otra cosa que la velocidad de la luz, que se podía cuantificar si se medía el tiempo de más que tardaba en vislumbrar la luz de los eclipses desde la Tierra. Así, Ole Rømer continuó con sus observaciones y seis meses después ese «tiempo extra» disminuyó debido a que Júpiter y la Tierra se acercaban. Por este motivo, y a raíz de sus contemplaciones, Rømer estimó el dato en 220.000 kilómetros por segundo. Una cifra errónea que, con el paso del tiempo, se ha corregido. En la actualidad, la velocidad de la luz equivale a 299.792,458 kilómetros por segundo. Leer el articulo completo, clic! en el enlace: ABC.es / Ciencia |