La Vía Láctea está envuelta en nubes de polvo y gas, que pueden convertirse en cunas estelares, el filamento azul es la parte más fría de la nube y contiene 800 veces más masa que el Sol ...
La Vía Láctea, nuestra galaxia, está envuelta en nubes de polvo y gas que podrían convertirse en la cuna de la próxima generación de estrellas. El telescopio espacial Herschel, de la Agencia Espacial Europea (ESA), busca esas guarderías estelares en el interior de las nubes.
Cómo lo hace es realmente curioso. Cuando los astrónomos localizan futuros lugares de formación de estrellas, rastrean los puntos más fríos de la Vía Láctea. Esto se debe a que antes de que las estrellas se enciendan, el gas que formará su composición debe colapsar. Para ello, es preciso que esté frío e inactivo, de forma que no pueda resistir la gravedad.
Además de gas, también encuentran polvo a temperaturas extremadamente bajas, posiblemente entre 10 y 20 grados sobre el cero absoluto. Pese a que en el telescopio óptico aparece completamente oscuro, el polvo es visible en longitudes de onda infrarrojas.
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