La cápsula ha despegado está mañana a las 7:05 am EST por primera vez de Cabo Cañaveral con un cohete DELTA IV y ha amerizado a las 11:29 am EST en el Océano Pacifico, demostrando que está lista para emprender los más audaces viajes, entre ellos el viaje tripulado tan esperado al planeta Marte ...
A la segunda fue la vencida. Con 24 horas de retraso sobre la fecha inicial, la nave Orion despegó por primera vez de Cabo Cañaveral y demostró que está lista para emprender los más audaces viajes interplanetarios. Todo marchó según lo esperado y no hubo más sorpresas de última hora. [Así te lo contamos en directo].
Ha sido un vuelo de apenas cuatro horas y media. Un tiempo que puede parecer breve, pero que supone el definitivo regreso de la NASA a los vuelos espaciales tripulados, abandonados hace ya cuarenta años tras la última de las misiones Apolo. Y aunque en este primer vuelo de prueba no había tripulación alguna, en el horizonte se abren ahora destinos jamás visitados por el hombre, entre ellos el viaje a un asteroide o, más adelante, al deseado planeta Marte e incluso más allá.
Durante las cuatro horas y media de este primer vuelo, la agencia espacial norteamericana ha comprobado si su nueva nave espacial, Orion, está o no a la altura de lo que se esperaba de ella. Y, a falta de informes más detallados, parece ser que todo ha funcionado a la perfección.
1.200 sensores se han encargado de enviar datos al centro de control sobre todos y cada uno de los sistemas en las distintas fases del vuelo, desde su despegue a lomos del enorme cohete Delta IV (que junto con la Orion suma 740.000 kg. de peso) al amerizaje en pleno Océano Pacífico del módulo tripulado, de 8.600 kg. y la única parte de Orion que regresó a la Tierra. Pasando, por supuesto, por la peligrosa maniobra de re-entrada a la atmósfera terrestre, a 32.000 km. por hora y soportando hasta 2.200 grados de temperatura.
Durante el vuelo y a pesar de su brevedad, Orion recorrió algo más de 96.000 km. y llegó a alcanzar, en su segunda órbita a nuestro planeta, una altitud de 5.800 km., necesaria para que la velocidad de re-entrada fuera el 80% de la que hubiera experimentado si estuviera regresando de un viaje real a la Luna y poder comprobar así el buen funcionamiento de los escudos térmicos durante la reentrada. Ver el articulo completo en: ABC.es / Ciencia