'Se busca plan para salvar la Tierra de un asteroide. Razón: la NASA' ...
Ya ha ocurrido y volverá a suceder. El impacto de un asteroide contra la Tierra es una amenaza real. Y para causar grandes daños no tendría que ser tan enorme como el que hace 65 millones de años aniquiló a los dinosaurios y al 75% de las especies que vivían entonces (se cree que medía unos 10 kilómetros). Lo demostró el 15 de febrero de 2013 la roca de 17 metros que inesperadamente cayó en Chelyabinsk (Rusia), provocando un millar de heridos y daños materiales por valor de 40 millones de dólares. La diferencia es que ahora, aseguran los científicos, podríamos ser capaces de localizar con antelación un asteroide peligroso e intentar desviar su trayectoria.
Nadie detectó, sin embargo, el objeto que iba a caer en Rusia. Ni siquiera con el mínimo tiempo necesario para haber podido evacuar a la población. «Ese mismo día estábamos centrados en otro asteroide [2012 DA14] que iba a hacer su máxima aproximación a la Tierra y que precisamente había sido descubierto aquí, en España.
Desafortunadamente, el objeto que cayó en Rusia venía en la misma dirección que el Sol, que nos cegó, impidiendo que pudiera ser visto y detectado a tiempo», explica el científico de la NASA Jason Kessler (Ohio, 1971) durante una entrevista con EL MUNDO en Madrid, donde participó en el Congreso de Mentes Brillantes organizado por El Ser Creativo. De lo que no tiene dudas es de que se trató de dos sucesos astronómicos independientes: «Estamos seguros al 100% de que la aproximación del asteroide 2012 DA14 y el episodio de Chelyabinsk no estaban relacionados. Sus órbitas eran distintas», asegura Kessler, director del Asteroid Grand Challenge. Se trata de un programa que la NASA creó en junio del año pasado y que está centrado en recabar ideas y la colaboración de científicos y profesionales de distintos ámbitos, aficionados a la astronomía, empresas, instituciones y ciudadanos de todo el mundo para aprovechar su talento y elaborar un plan que permita, en el futuro, hacer frente a un objeto rocoso peligroso. Ver el articulo completo en: ELMUNDO.es / Ciencia