El FBI arresta a un investigador chino que tenía acceso a documentos clasificados cuando iba a coger un avión a Pekín...
ABC.es / Ciencia
Cuando en la Estación Espacial Internacional (EEI) hay una filtración o una fuga, el equipo de astronautas que en ella trabaja tiene que seguir un estricto protocolo de seguridad. Las consecuencias de que, por ejemplo, haya una fuga de aire a los 400 kilómetros de distancia de la Tierra que se encuentra la EEI, podrían ser catastróficas.
Catastrófico podría ser también para la NASA que parte de su información -en especial aquella que está «protegida»- fuera filtrada a los gobiernos y ejércitos de naciones como China, Irán o Corea del Norte. Por ello, sería lógico pensar que la NASA protege con fuertes medidas de seguridad su base de datos. Sin embargo, no es del todo así.
La vulnerabilidad de la NASA ha quedado demostrada con el cierre temporal de su Servidor de Informes Técnicos, una medida que la agencia se ha visto obligada a tomar tras enterase de que presuntamente parte de sus secretos habían sido recopilados con la intención de ser compartidos con las autoridades chinas.
Esta turbulenta historia de posible espionaje empezó a desentramarse cuando el FBI lanzó una investigación sobre Bo Jiang, un ciudadano chino que hasta ahora trabajaba como investigador para el Instituto Nacional Aeroespacial (NIA). Este instituto es una organización sin ánimo de lucro dedicada a la investigación aeroespacial y atmosférica con la que la NASA colabora en diferentes programas. La colaboración de Jiang con la NASA le daba pleno acceso a todos sus archivos, incluidos documentos clasificados y protegidos.
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