En en siglo XVI, Galileo observó unas extrañas estructuras en el Sol, 400 años después, hemos resuelto el misterio, hasta ahora, no se sabía por qué estas formaciones se percibian oscuras al observarse. Ahora se ha demostrado que una compleja combinación de factores lo hace posible...
Un equipo internacional de astrofísicos ha logrado descifrar uno de los grandes misterios solares que permanecía sin resolver desde hace más de cuatro siglos. Gracias a un método pionero de observación desarrollado en Alemania, se ha podido demostrar por qué ciertas estructuras oscuras en la superficie del Sol pueden mantenerse estables durante largos periodos. Estas formaciones, detectadas por primera vez por Galileo Galilei a comienzos del siglo XVII, han desconcertado a generaciones de investigadores. Se trata de las manchas solares, es decir, zonas con altas concentraciones de campo magnético que parecen más frías que el entorno solar inmediato, motivo por el que se perciben más oscuras. Sin embargo, su intensidad lumínica, de observarse de forma aislada, superaría incluso a la de la Luna llena. El nuevo estudio, publicado en la revista Astronomy & Astrophysics, confirma que las manchas solares se mantienen por una compensación perfecta entre la presión del gas y la fuerza del magnetismo. Aunque esta teoría se había planteado con anterioridad, los métodos disponibles no permitían comprobarla con la precisión necesaria. La clave del hallazgo ha sido una técnica refinada para analizar la luz polarizada emitida por el Sol. Este procedimiento elimina las distorsiones provocadas por la atmósfera terrestre en los telescopios terrestres, gracias a una mejora desarrollada a partir de un sistema del Instituto Max Planck. Con ella, los datos obtenidos desde el telescopio solar GREGOR alcanzan una calidad equiparable a la de los instrumentos en órbita. Este descubrimiento no solo resuelve un interrogante histórico, sino que ofrece una base científica sólida para predecir cuándo una de estas manchas solares podría desestabilizarse. Su colapso puede derivar en fenómenos como las eyecciones de masa coronal y las fulguraciones solares, capaces de interferir en las telecomunicaciones, alterar los sistemas eléctricos y poner en riesgo las misiones espaciales. El estudio de estas estructuras es esencial, ya que el número de manchas solares sigue un ciclo de actividad de 11 años. En los periodos de máxima intensidad, los episodios son más frecuentes y peligrosos. La capacidad para anticiparlos con mayor precisión será clave para proteger tanto a los satélites como a las infraestructuras críticas en la Tierra. Leer el articulo completo, clic! enlace: 👇 El Confidencial.com / Ciencia |