Resuelve el misterio de una explosión equivalente a 100 millones de soles, investigadores descubren, gracias al telescopio de la NASA, la primera prueba de presencia de una estrella de neutrones tras la Supernova 1987A...
El espacio sigue planteando muchas preguntas, la mayoría todavía sin respuesta, pero gracias a avances tecnológicos como el telescopio James Webb algunos de los mayores misterios a los que nos enfrentamos van encontrando solución, como si fueran piezas de un rompecabezas cósmico. Pocos enigmas han fascinado más a los astrofísicos como el que planteaba la explosión producida por la Supernova 1987A, que brilló con la potencia de 100 millones de soles durante varios meses tras su descubrimiento hace casi 40 años. Ese evento estelar de enorme magnitud, que permitió observar la supernova a simple vista desde España y no se daba desde hace más de cuatro siglos, debía producir, al menos en teoría, una estrella de neutrones. Sin embargo, este objeto compacto, del material más denso del universo, no había mostrado indicios de su existencia tras la brutal explosión. Ahora, un equipo internacional liderado por el astrofísico sueco Claes Fransson ha conseguido gracias al James Webb "pruebas convincentes de la existencia de una estrella de neutrones en el remanente de la Supernova 1987A", según el artículo publicado hoy en la revista Science. El destello de neutrinos procedente de la estrella observado en su día poco antes de la explosión sustentaba esta teoría, pero ni el telescopio espacial Hubble ni otras herramientas de observación espacial habían podido confirmarlo hasta la fecha. Por eso, y pese a algunas pruebas indirectas obtenidas en los últimos años, la naturaleza del objeto resultante de la Supernova 1987A sigue siendo un misterio y un tema de debate entre los expertos. La Supernova 1987A se encuentra relativamente cerca de nuestro planeta, en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia enana que orbita la Vía Láctea, a 168.000 años luz de distancia de la Tierra. En 2017, para conmemorar el 30 aniversario de su descubrimiento, la NASA publicó los resultados de las observaciones realizadas con el Hubble y Chandra, que habían acumulado cientos de imágenes de la supernova desde 1990. Pero ninguno de estos instrumentos, a pesar de su potencia, consiguió clarificar si el resultado final de la supernova había sido un agujero negro o una estrella de neutrones. Leer el articulo completo, clic! enlace: El Español.com / Ciencia |