¿Somos capaces de asimilar la infinitud del Universo? ¿Hasta dónde pudo observar Galileo y que somos capaces de observar hoy? ¿Las observaciones del James Webb volverán a cambiar la concepción del Universo, tal y como lo hicieron las de Galileo?...
En 1609, Galileo Galilei realizó las primeras observaciones del cosmos a través de telescopios que él mismo construyó. En 2022, 413 años más tarde, la tecnología y la ciencia han hecho posible la puesta en órbita del telescopio espacial James Webb, el más potente construido hasta la fecha. ¿Hasta dónde pudo observar Galileo y qué somos capaces de observar hoy? ¿Las observaciones del James Webb volverán a cambiar la concepción del universo, tal y como lo hicieron las de Galileo? Con solo dos lentes simples e inspirado por un instrumento construido por el óptico holandés Hans Lippershey, Galileo Galilei ensambló en 1609 su primer telescopio. Tras varios prototipos, llegó a conseguir unos aumentos de 20x con un telescopio de 1,27 metros de largo. Con él logró observar con detalle la Luna, los cuatro satélites más grandes de Júpiter (Ío, Europa, Ganímedes y Calixto) que hoy conocemos como satélites galileanos, las manchas solares, y la constelación de Orión, entre otros objetos celestes. Si Galileo descubría satélites orbitando planetas del Sistema Solar, para el telescopio James Webb el Sistema Solar se queda pequeño, y consigue extraer datos de la composición atmosférica de un exoplaneta situado a casi 1.150 años luz de la Tierra. La doctrina aristotélica dictaba la existencia de dos esferas: la sublunar, donde se encuentra la Tierra, corruptible y cambiante, y la supralunar, donde se encuentran la Luna, el Sol y las estrellas, perfecta e imperturbable. La teoría de Aristóteles había perdurado casi dos milenios y era la base del pensamiento religioso imperante: los astros inmaculados eran creaciones de Dios. Pero en 1610 aconteció un hecho que cambiaría la comprensión del universo reinante hasta entonces. Galileo, gracias a sus telescopios, pudo observar la bóveda celeste como nadie antes lo había hecho, poniendo en entredicho al mismísimo Aristóteles. Observó con detalle las fases lunares, comprobando que la Luna no era una esfera perfecta si no que poseía cráteres y montañas, al igual que la Tierra. También fue capaz de observar el Sol, aprovechando los atardeceres y amaneceres, y descubrió las manchas solares, dinámicas y cambiantes. Leer el articulo completo, clic! en el enlace: ABC.es / Ciencia |