Después de la formación del Sol una frontera separo nuestro vecindario cósmico en planetas terrestres, como la Tierra y Marte, de los gaseosos como los gigantes Júpiter y Saturno ...
Si las Montañas Rocosas dividen América del Norte en este y oeste, en nuestro vecindario cósmico hay algo equivalente. Se trata de la Gran brecha, un cisma que pudo haber separado el sistema solar justo después de la formación del Sol. La existencia de esta frontera espacial se conocía desde hace tiempo, pero no ha sido hasta ahora que un equipo internacional de científicos ha descubierto sus orígenes. La Gran brecha separa por un lado los planetas «terrestres», como la Tierra y Marte, de los «jovianos» (gigantes gaseosos) más distantes, como Júpiter y Saturno. Pero, ¿cómo se crea esa dicotomía? ¿Cómo es posible que el material del sistema solar interno y externo no se mezcle desde el principio de su historia?», se pregunta Ramon Brasser, investigador del Instituto de Tecnología en Japón y coautor del estudio que publica la revista «Nature Astronomy». Los investigadores creen que el sistema solar temprano fue dividido en al menos dos regiones por una estructura en forma de anillo que formó un disco alrededor del joven sol. Este disco podría haber tenido importantes implicaciones para la evolución de los planetas y asteroides, e incluso la historia de la vida en la Tierra. «La explicación más probable para esa diferencia de composición es que surgió de una estructura intrínseca de este disco de gas y polvo», señala el coautor Stephen Mojzsis, profesor del Departamento de Ciencias Geológicas de la Universidad de Colorado en Boulder. Mojzsis señala que la Gran brecha, un término que él y Brasser acuñaron, no parece gran cosa hoy. Es un tramo de espacio relativamente vacío que se encuentra cerca de Júpiter, justo más allá de lo que los astrónomos llaman el cinturón de asteroides. Leer el articulo completo, clic! en el enlace: ABC.es / Ciencia |