Aunque todos imaginamos el 'Big Bang' como un gran "fogonazo" de luz, en realidad no paso exactamente así ...
El imaginario colectivo visualiza a menudo el Big Bang como un destello brillante de luz que aparece en un mar de oscuridad. Sin embargo, esa no es una imagen precisa. El comienzo de todo no fue una explosión en el espacio vacío. El Big Bang era un espacio en expansión lleno de energía en sí mismo que acabó creando desde el parpadeo blanco azulado de las estrellas jóvenes, hasta el profundo resplandor rojo de las nubes de hidrógeno que podemos ver hoy. Y también lo que no podemos observar con nuestros ojos, como los destellos de rayos X y rayos gamma, las potentes ráfagas de radio y el tenue y siempre presente resplandor del fondo cósmico de microondas. El cosmos está lleno de colores visibles e invisibles, antiguos y nuevos. Pero, ¿cuál fue el primero de todos? El universo comenzó hace 13.800 millones de años con el citado Big Bang. En su primer momento, era más denso y caluroso de lo que jamás volvería a ser. De hecho, las temperaturas eran tan altas que la luz no existía. El cosmos tuvo que enfriarse 10 segundos para que aparecieran los fotones. A su vez, los protones y los neutrones se habían enfriado en los núcleos de hidrógeno y helio, y el espacio estaba lleno de un plasma de núcleos, electrones y fotones. «En ese momento, la temperatura del universo era de aproximadamente mil millones de grados Kelvin», explican en Phys.org haciéndose eco de «Universe Today». Y ahí sí que había luz, pero no había color. Porque el color es algo que podemos ver, o al menos algún tipo de ojos podría ver. Durante la época de los fotones, las temperaturas eran tan altas que la luz no podía penetrar en el denso plasma. El color no aparecería hasta que los núcleos y los electrones se enfriaran lo suficiente como para unirse a los átomos, y eso aún tardó 380.000 años. Leer el articulo completo, clic! en el enlace: ABC.es / Ciencia |