Los mundos alrededor de enanas rojas reciben a diario eyecciones tan fuertes que pueden arrancar sus atmósferas y dificultar la vida.
Las enanas rojas son las estrellas más abundantes de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Pequeñas y longevas, a su alrededor orbitan la mayoría de los planetas en «zona habitable» encontrados hasta ahora. Estos son mundos que, por estar situados a una distancia adecuada de su astro, disfrutan de temperaturas lo suficientemente moderadas como para albergar agua líquida en su superficie. De hecho, la estrella más cercana a nuestro Sol, una enana roja llamada Próxima Centauri, tiene un planeta del tamaño de la Tierra en su zona habitable, Próxima b. Muy prometedor para la vida, ¿no es cierto? Sin embargo, el panorama no es tan alentador. Las enanas rojas jóvenes son tremendamente activas, hasta el punto de que lanzan llamaradas ultravioletas tan energéticas que podrían influir en la química atmosférica de un mundo cercano en ciernes y posiblemente despojarlo de su atmósfera. El telescopio espacial Hubble de la NASA observa estas estrellas a través de un gran programa llamado Hazmat (acrónimo en inglés de «Zonas habitables y actividad de estrellas M -enanas rojas- a través del tiempo» y también una palabra que significa materiales peligrosos). El equipo descubrió que las enanas rojas más jóvenes, de unos 40 millones de años, son de 100 a 1.000 veces más energéticas que las más viejas. Es entonces cuando los planetas rocosos se forman alrededor. En el estudio, publicado en la revista «The Astrophysical Journal», el equipo examina la frecuencia de las llamaradas de doce jóvenes enanas rojas. «Obtener estos datos sobre las estrellas jóvenes ha sido especialmente importante, porque la diferencia en su actividad de destello es bastante grande en comparación con las estrellas más viejas», señala Parke Loyd, de la Universidad Estatal de Arizona y primer autor del artículo. Leer el articulo completo, clic! en el enlace: ABC.es / Ciencia |