Aunque la mayor parte de la 'Tiangong-1' de 8 toneladas y 10 metros de larga, se quemara en la Atmósfera, es muy probable que algunas piezas sobrevivan al reingreso, los últimos cálculos apuntan a que podría estallar sobre una amplia franja terrestre: Nueva Zelanda, Australia, Argentina, incluida la mayor parte de España.
La estación espacial Tiangong-1, el primer laboratorio orbital chino lanzado en septiembre de 2011, se estrellará contra la Tierra a finales de enero de 2018, según las previsiones de The Aerospace Corporation, una fundación sin fines de lucro de California (EE.UU.). Aunque la mayor parte de la plataforma de 8 toneladas y media se desintegrará en la atmósfera, algunas piezas del «Palacio de los Cielos» podrían sobrevivir al reingreso y caer a la superficie terrestre. Dónde es extremadamente difícil de precisar por el momento, pero por la inclinación de la nave, «podemos decir con confianza» que ocurrirá en algún lugar entre las latitudes 43º norte y 43º sur del planeta, según la corporación. Eso comprende una amplísima franja terrestre que por el sur alcanza Nueva Zelanda, Australia o Argentina y por el norte, la mayor parte de España. Estamos dentro por el momento, sí, pero también una gigantesca parte del mundo, océanos incluidos, con la que repartirnos el boleto de lotería. The Aerospace Corporation advierte además de que la incertidumbre asociada a la predicción del lugar de reingreso de un objeto descontrolado que cae desde el espacio es «extremadamente grande» e impide una predicción de la ubicación exacta hasta poco antes de que se produzca la re-entrada. Es más fácil saber cuándo que dónde caerá, precisan. Tiangong-1 fue diseñada para ser un laboratorio tripulado, aunque no está habitada (la última misión tripulada partió de Tiangong-1 en junio de 2013), así como un experimento para una futura estación más grande. Está compuesta por dos módulos y mide 10,5 metros de largo. El 21 de marzo de 2016, China anunció que había dejado de recibir datos de telemetría de la plataforma. Pero no fue hasta el 14 de septiembre cuando reconoció oficialmente que la estación volvería a entrar en la atmósfera, según preveían, en la segunda mitad de 2017. Rastreadores de satélites aficionados afirmaron entonces que el objeto ya orbitaba sin control desde hacía meses y todo apunta a que la reentrada será también descontrolada. Leer el articulo completo, clic! en el enlace: ABC.es / Ciencia |