La Agencia Espacial Europea (ESA) lanza hoy al espacio un pequeño satélite que allanará el camino para tratar de probar las teorías de 'Albert Einstein', en busca de las ondas gravitacionales y del sonido del Universo que predijo el físico ...
Justo un siglo después de que Einstein publicase su teoría de la relatividad general se prepara el lanzamiento de un pequeño satélite para preparar el camino hacia la detección de una de sus previsiones: la existencia de ondas gravitacionales.
Nadie ha identificado nunca los efectos de una onda gravitacional. Sería el equivalente gravitatorio de los campos electromagnéticos que se producen como consecuencia del movimiento de cargas eléctricas. Y si esto suena a ciencia ficción, basta con echarle una mirada a su televisor o móvil: las ondas que captan o emiten son precisamente eso, campos electromagnéticos cuidadosamente modulados. Con un detector adecuado -es decir, una simple antena- pueden captarse a grandes distancias.
Las ondas gravitatorias deberían producirse, igualmente, como resultado de la aceleración de cualquier masa. Lo malo es que de las cuatro fuerzas de la naturaleza (gravitatoria, electromagnética y las dos nucleares, débil y fuerte), la gravitatoria es, con mucho, la más débil: hace falta toda la masa de un planeta como la Tierra para mantenernos pegados a su superficie. En cambio, para tapar un plato de comida con una hoja de plástico transparente del que se emplea en la cocina (que se pega por efecto de su propia electricidad estática o sea, por efectos de fuerzas electromagnéticas) basta una lámina de polietileno más fina que una hoja de papel.
Por eso, las ondas gravitatorias se producen con más intensidad cuanto mayores son las masas que entran en juego. Por ejemplo, la explosión de una supernova, el choque de dos estrellas de neutrones o agujeros negros o incluso -el santo grial de esta especialidad, el propio estallido primigenio del Big Bang.
La primera antena gravitacional se construyó en los años 60. Era una serie de cilindros concéntricos de aluminio, que debían vibrar al paso de una perturbación de determinadas características. Nunca llegó a detectarla y acabó como pieza de museo. Después se han diseñado muchos otros tipos que van desde las masivas esferas de metal suspendidas en tanques criogénicos hasta interferómetros cuyos brazos miden varios kilómetros de longitud. Un interferómetro es un instrumento que aprovecha interferencias entre rayos de luz para detectar variaciones de longitud tan diminutas como las que implica este tipo de experimentos.Leer el articulo completo, clic! en el enlace: ELPAÍS.com / Ciencia |