Actualmente la crisis que vivimos no es solo económica, sino de valores también. Algo está fallando fuera del bolsillo y es algo que, si no se cambia inmediatamente, nos empujará cuesta abajo, cuando ya veamos que este mundo, llamado 'TIERRA' y que no es nuestro, solo prestado, se nos venga encima ...
"Sólo cuando se haya talado el último árbol, sólo cuando se haya envenenado el último rió, sólo cuando se haya pescado el último pez; sólo entonces descubrirás que el dinero no es comestible y te iras a la otra vida sin nada"... Menos codicia, menos avaricia, menos envidia y más solidaridad, más humildad y más bondad entre los seres humanos y sobre todo con este planeta que se nos muere ...
No se trata de ideales políticos, indignación o revoluciones, simplemente consiste en aterrizar de nuevo a este mundo, ver quiénes somos y que estamos rodeados por iguales que con solo un poco más o menos suerte podrían haber llegado a nuestro lugar si hubieran tenido la oportunidad.
El miedo se ha instalado en nuestras vidas: miedo a amar, a ser vulnerable, a no tener, a las enfermedades, al cansancio mental y físico, al paso de los años, al exceso de obligaciones y a la falta de sentido de la vida, etc. Y en este miedo muchos buscan la excusa para robar, matar, mentir, traicionar, no trabajar, sobornar, para ser cruel con otros.
Nada es suficiente, siempre se quiere más…se han perdido los parámetros. La codicia forma parte de nuestra realidad cotidiana.
Hoy, debemos recuperar el contacto con la naturaleza y confiar en nuestro conocimiento interior, escuchar sus consejos. Como lo dice el libro Las voces del desierto: “sólo cuando se haya talado el último árbol, sólo cuando se haya envenenado el último río, sólo cuando se haya pescado el último pez; sólo entonces descubrirás que el dinero no es comestible. Nací con las manos vacías, moriré con las manos vacías. He visto la vida en su máxima expresión, con la manos vacías“.
El dinero brinda poder en nuestra sociedad, sobre todo a nivel del consumismo. Sin embargo, como ya sabemos hay cosas que el dinero no puede comprar, como los sentimientos, los afectos, el amor, la amistad, la compasión, etc.
Bien dicen que lo mejor de la vida no tiene precio; un día de sol, una noche de luna, el cielo estrellado, la primavera, los colores del otoño y el buen humor también son gratis.
Si el dinero fuera la fuente de la felicidad todos los ricos serían felices, sin embargo, en muchas ocasiones su dinero se convierte en su peor enemigo, dividiendo familias, creando resentimientos y envidias, además de convertirse en blanco de secuestradores y ladrones. Incluso llevando a muchos a ser esclavos de su propia fortuna.
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