Scott vivirá un año en la Estación Espacial Internacional (ISS) y Mark será sometido a las mismas pruebas en EE.UU. para comparar los cambios que se producen en sus organismos, genéticamente idénticos ...
No es frecuente tener un hijo astronauta, pero los agentes de policía Richard y Patricia Kelly tuvieron dos. La infancia de los gemelos Mark y Scott Kelly (Orange, Nueva Jersey, 1964) transcurrió en West Orange, una localidad estadounidense cercana a la ciudad de Nueva York, y coincidió con la etapa más emocionante de la carrera espacial. Crecieron viendo como EEUU competía ferozmente con la URSS y admirando a compatriotas que se convirtieron en auténticos héroes (tenían cinco años cuando Neil Armstrong pisó la Luna).
Ambos se decantaron por estudiar ingeniería y también decidieron unirse al Ejército de EEUU. Los dos quisieron ser astronautas y lo lograron. Para fortuna de la NASA que, gracias a esta feliz coincidencia, va a poder llevar a cabo el primer estudio que evaluará cómo el entorno espacial afecta al cuerpo comparando sus efectos en la salud de dos personas genéticamente idénticas.
Así, mientras Scott permanecerá un año viviendo en la Estación Espacial Internacional (ISS), la plataforma orbital situada a unos 400 kilómetros de la Tierra, Mark, su hermano mayor por seis minutos de diferencia, se quedará en la Tierra sometiéndose a pruebas médicas antes, durante y después de la misión de su gemelo para determinar qué cambios en el organismo son causados por el entorno espacial.
Scott Kelly, de 51 años, despegará esta noche desde la base de Baikonur (Kazajistán) rumbo a la ISS a bordo de una nave rusa Soyuz. Le acompañará en su aventura de vivir un año en el espacio el ruso Mikhail Kornienko (Syzran, Rusia, 1960), cuyo protagonismo en esta misión de larga duración ha quedado bastante eclipsado por los Kelly, los únicos hermanos astronautas que han volado al espacio.
«Podemos estudiar a dos individuos con los mismos genes, pero que van a estar en diferentes entornos durante un año. Es una oportunidad única», ha declarado Craig Kundrot, uno de los responsables científicos del Programa de Investigación Humana de la NASA.
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