¿Esperanza o amenaza? ...
El viernes llega a los cines 'Ex machina', una película de ciencia ficción que imagina la creación futura de una maquina que piensa y siente como un ser humano ...
Ava acaricia una máscara humana buscando respuestas. Ava reviste sus brazos, sus piernas y sus glúteos mecánicos con una segunda piel que le hace parecerse a nosotros. Ava es un prodigioso robot con conciencia que ha sido capaz de seducir a un extraño y que ahora se deja llevar por un impulso vital: escapar. Por méritos propios y ajenos, Ava se ha ganado a pulso un lugar en el olimpo de los seres de inteligencia artificial creados por el cine, junto al Hal de 2001 o a los replicantes de Blade Runner. La fascinante mujer-robot de Ex Machina, interpretada por Alicia Vikander, deja en el aire una serie de inquietantes preguntas que seguirán resonando en nuestro cerebro humano al cabo de los días.
¿La Inteligencia Artificial (AI) es una esperanza o una amenaza? ¿Cuánto falta exactamente para la llegada de ese momento bautizado como la singularidad? ¿Y qué ocurrirá cuando las máquinas conscientes sean más inteligentes que los hombres? ¿Quién nos protegerá de ellas? ¿Cómo se protegerán ellas de nosotros?
«No he intentado hacer una película paranoica al estilo Terminator», se defiende el director Alex Garland, que dio la campanada a los 26 años con la novela La Playa y cayó en las garras del cine cuando Danny Boyle la llevó a la pantalla grande. Ni si siquiera es un filme anti-Inteligencia Artificial, más bien lo contrario».
El estreno de la película, que llega el viernes a los cines españoles, ha coincidido con el llamamiento mundial de algunas de las mentes más lúcidas del planeta -entre ellas, la del físico Stephen Hawking y la del emprendedor Elon Musk- advirtiendo sobre los riesgos de la Inteligencia Artificial. La carta, firmada por decenas de científicos y auspiciada por el Future of Life Institute, sostiene que la tecnología se está acercando a una peligrosa encrucijada que nos puede hacer «prosperar como nunca antes o llevarnos de cabeza a «la autodestrucción». Ver el articulo completo en: ELMUNDO.es / Ciencia |