Comparar la Ciencia como un gran edificio en el que las disciplinas básicas (las ciencias físicas, exactas y naturales) forman unos sólidos cimientos sobre los que se elevan otras materias aplicadas como la medicina, la farmacia, las ingenierías, la astrofísica ...
Nuestro ilustre físico Pedro Miguel Echenique se refería recientemente a la ciencia como «la obra de arte colectiva más importante de la humanidad». Independientemente de la aparente paradoja que supone referirse a la ciencia como arte, pienso que es muy apropiado comparar la ciencia con un gran edificio en el que las disciplinas básicas (las ciencias físicas, exactas y naturales) forman unos sólidos cimientos sobre los que se elevan otras materias aplicadas como la medicina, la farmacia y las ingenierías.
En las torres y pináculos más frágiles de esta inmensa construcción podríamos imaginar otras materias como la economía, la sociología o la psicología, ciencias que aún necesitan de mayor asentamiento. Ya ninguna ciencia es un recinto estanco y entre los muros de una disciplina y otra se siguen tendiendo complejas arcadas interdisciplinares, como la bioquímica, la astrofísica o la bioeconomía.
Este gran edificio está siempre en obras, en desarrollo permanente, continuamente se le añaden nuevos pabellones y cúpulas, y se reedifican los sectores que quedan anticuados. Pero a pesar de este estado de obras permanente, sin ninguna duda la ciencia es ya el mayor edificio jamás construido por el hombre.
Con todo el respeto debido a las religiones y creencias de todo tipo, es en este edificio de la ciencia en el que podemos sentirnos más al abrigo de todo tipo de amenazas. Las miserias de las enfermedades, del hambre y de la escasez en general, pueden encontrar solución, o al menos mitigación, aquí adentro. También es en este mismo edificio, gracias al pensamiento racional, donde podemos tratar de protegernos de las manipulaciones y de los diversos intentos de dominación por los que nos vemos agredidos hoy de manera frecuente. Jefferson lo expresó de forma contundente: «La libertad es hija primogénita de la ciencia». Ver el articulo completo en: ELMUNDO.es / Ciencia |