Esta antigua nave espacial aún nos sigue mandando señales después de atravesar la frontera del Sistema Solar y casi 37 años después de su lanzamiento ...
Una antigua nave espacial llamada Voyager 1 aún nos sigue enviando señales a una distancia de vértigo, casi 37 años después de su lanzamiento al espacio.
La nave, lanzada el 5 de septiembre de 1977, ha sido el primer artilugio construido por el hombre que ha entrado en el espacio interestelar, es decir, fuera de los dominios de nuestro Sol. Concretamente, en agosto de 2012, los científicos que participan en esta longeva misión anunciaron que la sonda espacial había salido de la heliosfera, que es una burbuja que rodea a todo el Sistema Solar y el lugar donde llega el campo magnético y el viento solar. Fuera de este espacio, el viento de otras estrellas se mezcla con el nuestro y entramos en un espacio de nadie. Voyager 1 ya lo ha alcanzado y se introduce en las profundidades del espacio a 20.000 millones de km. Plutón en su máxima distancia con respecto al Sol se encuentra a 7.300 millones de km.
Voyager 1 aún sobrevive a su viaje espacial, gracias a tres generadores termoeléctricos de radioisótopos que convierten el calor de la desintegración radioeléctrica del plutonio en electricidad.
Pero la energía no es eterna en la nave y la pila nuclear comenzará a agotarse en el año 2020, dejando así de funcionar el primer aparato de la nave. Para el año 2025 se agotarán todos los recursos energéticos y todos los equipos de la nave se apagarán. Ya no habrá conexión con la Tierra, ni estudios ni resultados científicos, pero la sonda continuará su trayectoria, sin ayuda humana. A pesar de ello, no quedará como un deshecho, pues porta información por si alguna inteligencia extraterrestre da con ella, aunque es extremadamente difícil, debido a lo reducido de la nave y la inmensidad del espacio.
Es la nave más veloz (57.000 km/h) y la que más lejos se encuentra de la Tierra. Sobrevoló los planetas Júpiter y Saturno. El 5 de marzo del lejano 1979, alcanzó su máxima aproximación al planeta Júpiter a 278.000 km del mismo, enviándonos imágenes inéditas y de gran resolución, nunca antes vistas. Tiene la potestad de ser la primera nave que pudo ver las primeras erupciones volcánicas en otro mundo que no fuera la Tierra, en el volcánico satélite Ío de Júpiter.
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