Desde el rostro de Hitchcock en las estrellas o las caras de Marte, a las iniciales de Hawking en los restos del Big Bang o un humanoide en Mercurio ...
Una pareidolia es una sensación que todos hemos experimentado. Sucede cuando nuestro cerebro no puede evitar conferir una identidad reconocible a cualquier forma de la naturaleza. Algunas de las más fantásticas pareidolias ocurren en el espacio y todas tienen una explicación que, por lo general, dista mucho de lo que ha maquinado nuestra imaginación. Esta es una de las más curiosas. Es el rostro de Alfred Hitchcock perfilado en el semillero de estrellas NGC 3324, en la nebulosa de Carina, a 7.500 años luz de la Tierra.
Allí se están formando miles de estrellas, y la intensa radiación ultravioleta de los jóvenes astros hace brillar las densas nubes de gas primigenio con vivos colores. La presión de la radiación, además, mueve las masas gaseosas y les confiere las formas más extrañas, incluso la de un rostro humano, forma que durará varios miles de años antes de deshacerse.
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