Dos billones de agostos
El universo se expande mientras el estado de bienestar se contrae y las galaxias siguen sirviendo para dar nombre a las orquestas de verbena
Tengo una buena noticia y una mala. La mala es que nuestro universo observable tiene los días contados. La buena es que esos días suman dos billones de años. O sea, que pueden ustedes terminar tranquilamente este artículo, el periódico entero, el café, las vacaciones si las tienen, la última temporada de su serie favorita y ese novelón que estaban leyendo. En septiembre, además, podrán apuntarse de nuevo al gimnasio para, como corresponde, dejarlo en Navidades. Por delante tienen dos billones de meses de septiembre para ponerse en forma. Aunque sea con la luz encendida, porque dicen —tal vez no convenga que lo sepan los turistas— que nuestro Sol se extinguirá en 5.000 millones de años.
¿De dónde salen cantidades tan tranquilizadoras que resultan inquietantes? Del ensayo de Lawrence M. Krauss Un universo de la nada, publicado en España por la editorial Pasado & Presente, en traducción de Cecilia Belza y Gonzalo García. El libro lleva un epílogo en el que Richard Dawkins lo compara con El origen de las especies. Si el de Darwin fue “el golpe más letal de la biología a la creencia en lo sobrenatural”, el de Krauss podría ser su equivalente en la cosmología. A la teología, nos recuerda, siempre le fallan los decimales, por más que, según las encuestas, en Estados Unidos haya más gente que cree en los ángeles que en la evolución.
Ver el articulo completo en: ELPAIS.com / Ciencia
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