Sigue en funcionamiento tras 20 años seguidos de operatividad inesperada, un satélite pionero que ha supuesto un hito en el estudio del Sol, nuestra estrella, todo un ingenio espacial, todo un personaje, que ha revolucionado la física Solar ...
Nadie esperaba que llegara a ser tan viejo. Se le había dado un margen de vida entre dos y seis años, pero se empeñó en triplicar su edad y alcanzar la veintena. En este periodo de existencia, ha tenido problemas de salud y algún contratiempo, pero todo se ha ido resolviendo, sorprendentemente. Por eso, ahí sigue, cumpliendo la misión para la que fue diseñado. Hablamos de un ingenio espacial, un satélite pionero que ha supuesto un hito en el estudio del Sol, nuestra estrella. Todo un personaje, que ha revolucionado la física solar. Ésta es su historia.
El sábado 2 de diciembre de 1995, un cohete Atlas Centauro II-AS (AC-121) despegó del centro espacial de Cabo Cañaveral (Florida) con una preciada carga a bordo, el satélite SOHO (Solar and Heliospheric Observatory). Su misión: el estudio más profundo jamás realizado por el hombre de nuestra estrella, el Sol. Los doce sofisticados instrumentos a bordo se encargarían de ello. Tres de estos instrumentos se dedicarían al estudio de las oscilaciones solares, ondas de presión y de gravedad atrapadas dentro del Sol que se propagan desde el mismo núcleo solar hasta la superficie, permitiendo obtener información precisa de cómo es el Sol por dentro, con la determinación de parámetros físicos en función de la distancia al núcleo. Otros cinco se encargarían de estudiar la atmósfera solar desde la misma superficie hasta la corona externa, a una distancia de 30 veces el radio del Sol. Flujos y turbulencias, temperaturas y densidades del plasma, abundancias químicas, erupciones solares, campos magnéticos, emisiones en ultravioleta, estudio de la cromosfera y de la corona solar y de su hasta ahora no comprendido calentamiento. Los cuatro últimos instrumentos tendrían como objetivo el estudio del viento solar, flujo de partículas expulsadas por el Sol a grandes velocidades y que llegan hasta nosotros produciendo, a parte de problemas en las comunicaciones, las hermosas auroras boreales. Detección de estas partículas, determinación de la masa, carga iónica, energías y el estudio del proceso de aceleración y propagación por el medio interplanetario serían sus principales tareas. En definitiva, una flota de instrumentos de la más moderna tecnología dedicados exclusivamente al estudio profundo del Sol y que abriría una nueva época en la Física Solar. Sin duda, un hecho histórico para la comunidad científica internacional. Leer el articulo completo y ver el vídeo, clic! ELPAÍS.com / Ciencia |