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domingo, 25 de noviembre de 2012

ARQUEOLOGÍA / NOVIEMBRE DE 1922

El hallazgo más formidable del Egipto faraónico

Tutankamón, 90 años de resurrección

Era noviembre de 1922 y el tiempo consumía las últimas esperanzas del británico Howard Carter. Durante siete largos años, había peinado sin éxito la geografía escarpada y desértica del Valle de los Reyes. La suerte parecía darle definitivamente la espalda: su tozudez se había convertido en motivo de sorna y había agotado la paciencia y el bolsillo de su mecenas, Lord Carnarvon. Pero, justo entonces, sucedió el más formidable de los hallazgos del Egipto de los faraones.
Carter descubrió el 4 de noviembre el primer peldaño de la escalinata que conducía a la tumba de Tutankamón. Y, 20 días más tarde, derribaba la puerta tapiada que daba acceso a la primera de las cuatro estancias. "Al principio no podía ver nada. El aire caliente escapaba de la cámara agitando la llama de la vela… pero cuando mis ojos se acostumbraron a la luz, los detalles de la habitación emergieron lentamente de la niebla: animales extraños, estatuas y oro…", dejó escrito Carter de aquel instante eterno que había esperado durante toda su vida.
Noventa años después, es George Carnarvon -bisnieto del aristócrata que financió la expedición- quien narra la epopeya y recuerda el dramático desenlace a unos metros de la sepultura: "Aquel momento debió parecerle una eternidad al resto. Lord no podía soportar por más tiempo el suspense y me preguntó con ansiedad: '¿Puedes ver algo?' Las únicas palabras que me salieron fueron: 'Sí, cosas maravillosas'". "Son las dos palabras más conocidas de la historia británica reciente", confiesa Carnarvon a ELMUNDO.es.
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