En un objeto en rápido movimiento en el Sistema Solar exterior, el telescopio espacial James Webb consigue las mejores datos e imágenes del 'Centauro' 29P/Schwassmann-Wachmann1...
A medio camino entre los asteroides y los cometas, los centauros, rocas espaciales que toman su nombre de las célebres criaturas mitológicas mitad hombre y mitad caballo, han abandonado sus lejanas órbitas, más allá de Neptuno, para migrar al sistema solar interior, hacia el cual se dirigen a toda velocidad. Y cuanto más cerca están del Sol, más se parecen a los cometas y menos a los asteroides convencionales. Al haber permanecido durante miles de millones de años en los gélidos confines de nuestro sistema planetario, los centauros atesoran valiosos datos sobre su nacimiento, información que se va revelando a medida que comienzan a descongelarse lentamente en esta etapa pasajera de su existencia. Ahora, un equipo internacional de astrónomos ha utilizado los poderes del Telescopio Espacial James Webb para observar a 29P/Schwassmann-Wachmann 1, uno de los objetos más activos e interesantes del sistema solar exterior. El alto grado de detalle capturado por el telescopio permitió el descubrimiento de nuevos chorros de gas previamente desconocidos, lo que está ayudando a completar teorías sobre cómo se formaron tanto los propios centauros como los planetas. Los centauros, pues, son antiguos objetos transneptunianos que ahora se encuentran entre las órbitas de Neptuno y Júpiter debido a la sutiles influencias gravitacionales de los planetas en los últimos millones de años. Debido a que estos pequeños cuerpos helados se encuentran en una fase de transición orbital resultan del máximo interés, y los científicos intentan comprender su composición y las razones que impulsan su desgasificación (la pérdida de los hielos que se encuentran debajo de la superficie). Su mezcla única de características, de hecho, convierte a los centauros en auténticos híbridos entre los cuerpos helados primordiales del Sistema Solar exterior y los cometas evolucionados, que ya han pasado una o varias veces cerca del Sol. 29P/Schwassmann-Wachmann 1 (29 P para abreviar) es un objeto conocido por sus estallidos altamente activos y cuasi periódicos. Su intensidad varía cada seis u ocho semanas, lo que lo convierte en uno de los objetos más activos del sistema solar exterior. Pero ahora los astrónomos, gracias al instrumento NIRSpec (Near-Infrared Spectrograph) del Telescopio Espacial James Webb, acaban de descubrir un nuevo chorro de monóxido de carbono y varios otros chorros de dióxido de carbono que nunca antes habían sido vistos y que aportan nuevas pistas sobre la naturaleza del núcleo del centauro. «Los centauros -explica Sara Faggi, del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA en Greenbelt, y autora principal de un estudio publicado en 'Nature Astronomy'- pueden considerarse como los restos de la formación de nuestro sistema planetario. Debido a que han estado almacenados a temperaturas muy frías, preservan información sobre los elementos volátiles en las primeras etapas del Sistema Solar. El telescopio James Webb realmente abrió la puerta a una resolución y sensibilidad que nos han impresionado: cuando vimos los datos por primera vez, nos emocionamos. Nunca habíamos visto algo así«. Leer el articulo completo, clic! enlace: ABC.es / Ciencia |