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jueves, 25 de julio de 2024

NASA / EL DÍA EN EL QUE LA 'CIA' SECUESTRO UN SATÉLITE

Una nave espacial soviética durante ocho horas en plena guerra fría. La URSS no tuvo constancia hasta que se hicieron públicos los documentos en los años noventa...  



En las décadas de los 50 y los 60, EE.UU. y la Unión Soviética estaban en plena 
Guerra Fría, disputándose el control del mundo en diferentes conflictos por todo el globo terráqueo. La ambición era tal que el conflicto traspasó las fronteras terrestres y el espacio se convirtió en un nuevo campo de batalla. Al ser un terreno inexplorado, el conocimiento y la tecnología eran la base de las conquistas, por lo que toda una red de espionaje de uno y otro bando se afanaba por hacerse con la información del enemigo. Y quizá uno de los episodios más cinematográficos de esta lucha fue el protagonizado por la CIA, que consiguió 'secuestrar' una sonda soviética durante toda una noche sin que desde la URSS se dieran cuenta.

Al principio, los soviéticos tomaron ventaja: el 4 de octubre de 1957 se lanzaba el Sputnik, el primer satélite artificial humano; apenas un mes después, dentro del Sputnik 2, enviarían a Laika, la primera astronauta canina en el espacio. La cosa iba tan bien que pronto empezaron a pensar en enviar personas (cosa que lograrían por primera vez en 1961, con Yuri Gagarin a bordo de la Vostok 1). Sin embargo, sus ambiciones iban más lejos. Tan lejos como a nuestro satélite. Así, idearon el Programa Luna -apodado 'Lunik' por los servicios secretos occidentales-, cuyo objetivo era conquistar el nuevo mundo sobre sus cabezas.

Antes de terminar la década de los 50, concretamente en septiembre de 1959, los soviéticos consiguieron un nuevo hito al impactar la sonda Luna 2 contra nuestra vecina (Luna 1, lanzada en enero de ese año, no consiguió ese objetivo y se quedó orbitando entre la Tierra y Marte). Tan solo un mes después, la nave Luna 3 dio un nuevo paso al conseguir la primera imagen de la cara oculta. Los éxitos fueron tales que desde la URSS se organizó una exposición internacional itinerante para 'sacar pecho' de su tecnología: se exhibía desde maquinaria industrial, a modelos de centrales eléctricas y equipos nucleares, pasando, por supuesto, por sus equipos espaciales.

Y aquí es donde empieza una historia de película. En teoría, lo que se mostraba en la muestra eran réplicas de las naves. «Supuestamente era una maqueta hecha especialmente para la exhibición -se puede leer en el informe que del suceso que fue revelado décadas después-; los soviéticos no serían tan tontos como para exponer un artículo de producción real de un equipo tan avanzado a los ojos curiosos de la inteligencia imperialista». Sin embargo, algunos analistas de la CIA «sospechaban que podían (haber mandado la nave original) y se montó un operativo para averiguarlo», dicen los documentos sobre el caso desclasificados por la CIA en 1995 titulado: «El secuestro de Lunik«.

Sin revelar ni la fecha ni la ciudad o el país donde ocurrió, el informe relata que agentes de la inteligencia norteamericana tuvieron «acceso ilimitado» a la supuesta maqueta durante 24 horas. «Descubrieron que efectivamente era un artículo de producción del cual se habían retirado el motor y la mayoría de los componentes eléctricos y electrónicos. Lo examinaron minuciosamente desde el punto de vista de su probable rendimiento, tomando medidas, determinando sus características estructurales y formato de cableado, estimando el tamaño del motor, y así sucesivamente», explica el informe. Es decir, era una nave real y operativa a la que le habían quitado el motor y los sistemas electrónicos.

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