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miércoles, 3 de julio de 2024

ASTROBIOLOGÍA / SI HAY VIDA EN EL SISTEMA SOLAR

La encontraremos aquí, un nuevo estudio sugiere que las chimeneas hidrotermales en los fondos oceánicos de las lunas heladas de Júpiter y Saturno pueden perdurar durante miles de millones de años, tiempo suficiente para que se desarrollé la vida...



Lo hemos visto mil veces en los documentales. Oscuras imágenes que parecen de otro mundo, chimeneas que, como volcanes en miniatura, se elevan unos metros sobre los 
fríos fondos oceánicos, expulsando negras columnas de agua a cientos de grados de temperatura y proporcionando un refugio caliente a las criaturas que conforman algunos de los ecosistemas más extraños del mundo.

Ahora, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de California en Santa Cruz sugiere que esos respiraderos hidrotermales, tan comunes en los fondos marinos de la Tierra, pueden ayudar a crear condiciones que sustentan la vida en los 'mundos oceánicos' de nuestro Sistema Solar.

El trabajo, recién publicado en 'Journal of Geophysical Research: Planets', se centra en los llamados 'respiraderos hidrotermales de baja temperatura', distintos de los de 'alta temperatura', y resuelve la vieja discusión sobre cuánto tiempo pueden llegar a durar estos sistemas. Según las simulaciones llevadas a cabo por los investigadores, estos respiraderos pueden persistir en los helados fondos de los océanos interiores de lunas de Júpiter como Europa y Ganímedes, y de Saturno, como Encélado, durante miles de millones de años, tiempo más que suficiente para que la vida surja y se desarrolle.

El problema es que, hasta ahora, las simulaciones de hechas de respiraderos hidrotermales se han centrado siempre en los de temperaturas extremadamente altas: las llamadas 'fumarolas negras' impulsados por la actividad volcánica. Esta clase de respiraderos canaliza energía procedente del núcleo caliente de la Tierra, pero resulta que las lunas heladas de Júpiter y Saturno no tienen núcleos calientes (obtienen su energía de la gravedad de los planetas gigantes), lo que significa que hasta este estudio los científicos no tenían ninguna pista sobre la duración de tales respiraderos.

Junto a sus colegas, Fisher modeló la proliferación de respiraderos de baja temperatura en Europa y Encelado. Dada la ausencia de datos concretos sobre los océanos de estas lunas, los investigadores basaron sus simulaciones en el sistema de circulación en el noroeste del Océano Pacífico, específicamente en el flanco oriental de la Cordillera Juan de Fuca, donde el agua de mar fría se hunde y fluye hacia la roca en el lecho marino a través de cavidades volcánicas extintas. El agua viaja a través de la roca durante aproximadamente 50 kilómetros, calentándose en el proceso, antes de ascender a través de otro monte submarino.

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