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martes, 27 de febrero de 2024

ASTEROIDE / ¡SOLO A 11 MILLONES DE KM DE LA TIERRA!

La misión de la NASA que desvió un asteroide no dejó un cráter: lo ha convertido en un montón de escombros, un estudio ofrece nuevas perspectivas sobre la formación y las características de los asteroides, un análisis clave para la defensa planetaria...



La madrugada del 27 de septiembre de 2022 ocurrió algo histórico. Por primera vez, la humanidad logró 
desviar con éxito la trayectoria de un asteroide, probando la eficacia de un sistema de Defensa Planetaria que busca proteger nuestro planeta de meteoritos potencialmente peligrosos. Se trata de la misión DART de la NASA, que se saldó con éxito gracias al brutal impacto que arrojó al espacio 1.000 toneladas de roca y dejó una espectacular imagen que pudimos ver desde España.

A 11 millones de kilómetros de la Tierra, la sonda DART (siglas de Double Asteroid Redirection Test) chocó deliberadamente a 23.000 km/h contra Dimorphos, la luna de un sistema binario junto a Didymos, acortando su periodo orbital en 33 minutos. La propia sonda y otros instrumentos como los telescopios espaciales James Webb y Hubble recogieron datos de los asteroides antes y después de la colisión, pero aún falta la confirmación definitiva sobre la composición de Dimorphos y el efecto del choque sobre su estructura y superficie.

Ahora, un artículo publicado en Nature Astronomy ofrece una nueva perspectiva del resultado del impacto cinético a través de simulaciones por ordenador. Según este método, en lugar de dejar un cráter, la misión habría supuesto una remodelación completa de Dimorphos, que "es potencialmente un débil montón de escombros formado por material desprendido del asteroide Didymos".

La investigación, dirigida por la investigadora Sabina Raducan, de la Universidad de Berna (Suiza), se basó en la modelización del impacto de DART gracias a un avanzado código de física de choques. Para alimentar este modelo matemático, Raducan y su equipo utilizaron restricciones realistas sobre las propiedades mecánicas y de composición del asteroide basadas en los resultados iniciales de la misión.

Según estas simulaciones por ordenador, todo parece indicar que Dimorphos carece de grandes rocas en su superficie y está formado actualmente por el desprendimiento rotacional y la reacumulación del material eyectado de Didymos. La cohesión de estos escombros es débil, similar a la de otros célebres asteroides como Bennu y Ryugu, estudiados en profundidad gracias a otras misiones espaciales que incluso han recogido muestras de sus respectivas superficies.

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