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sábado, 25 de noviembre de 2017

DESCUBRIMIENTO / ¡SORPRESA! EN EL POLO SUR

No todos los neutrinos atraviesan la Tierra ...
Un inmenso detector en el Polo Sur descubre que nuestro planeta puede absorber algunas de estás misteriosas partículas de alta energía, pese a lo que se creía, no lo atraviesan siempre todo ...
Los neutrinos son unas partículas más pequeñas que un átomo que suponen un componente fundamental del Universo y nos atraviesan por trillones cada segundo casi a la velocidad de la luz y sin que nos demos cuenta. La mayoría de los que llegan a nuestro planeta proceden del Sol o de la atmósfera, y solo unos pocos, los de mayor energía, se originan más lejos, incluso en los cúmulos de las galaxias.

El equipo del experimento 
IceCube, un inmenso observatorio enterrado bajo el hielo de la Antártida, anunció en 2013 la primera detección de esos neutrinos de origen extraterrestre. El hallazgo fue considerado toda una hazaña, ya que se creía que estas partículas casi sin masa y que carecen de carga actuaban de una forma fantasmal, sin apenas interaccionar con la materia ni dejar rastro a su paso. Sin embargo, seguían siendo un misterio: ¿había algo que pudiera detenerlas?


La respuesta, obtenida ahora por el mismo detector del Polo Sur, es sí. Al menos, de vez en cuando. En un nuevo experimento, el IceCub ha demostrado que 
los neutrinos de muy alta energía pueden interactuar con la materia y «ser absorbidos por algo, en este caso, la Tierra» en vez de seguir transitando por el Cosmos como si tal cosa, explica Doug Cowen, profesor de astrofísica en la Universidad Estatal de Pensilvania (EE.UU.). Los resultados, publicados en la revista «Nature», se basan en un año de datos de aproximadamente 10.800 interacciones relacionadas con neutrinos.


El IceCube está compuesto por 5.160 sensores del tamaño de un balón de baloncesto llamados módulos ópticos digitales, suspendidos de 86 cables de acero embebidos en un kilómetro cúbico de hielo. Los sensores no observan directamente los neutrinos, sino que registran unos diminutos fogonazos de luz azul, conocidos como 
radiación Cherenkov, que se producen cuando estas partículas chocan con el hielo. Al medir los patrones de luz, el IceCube puede estimar las energías de los neutrinos y su dirección.

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