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miércoles, 3 de mayo de 2017

DESCUBRIMIENTO / ABARCA UNOS 200.000 AÑOS LUZ

Una ola gigante dos veces el tamaño de La Vía Láctea cruza Perseo, este "Tsunami cósmico" se formo hace miles de millones de años, después de un 'roze' entre galaxias ... 
Un equipo internacional de científicos ha descubierto un auténtico «tsunami cósmico», una gigantesca ola de gas gigante que abarca unos 200.000 años luz, el doble del tamaño de nuestra propia Vía Láctea, cruzando el cúmulo de galaxias de Perseo. La onda se formó hace miles de millones de años, después de que un pequeño cúmulo de galaxias rozara Perseo y causara que su vastísima reserva de gas oscilara en un enorme volumen de espacio.
Los cúmulos de galaxias son las estructuras más grandes unidas por la gravedad en el universo actual. De unos 11 millones de años luz de diámetro y situado a unos 240 millones de años luz de distancia, el cúmulo de galaxias de Perseo recibe el nombre de la constelación que lo acoge. Al igual que todos los cúmulos de galaxias, la mayor parte de su materia observable toma la forma de un gas cuya temperatura alcanza decenas de millones de grados de promedio, tan caliente que sólo brilla en rayos-X.
Observaciones realizadas con el telescopio espacial Chandra de la NASA han revelado una variedad de estructuras en ese gas, desde grandes burbujas sopladas por el agujero negro en la galaxia central del cúmulo, NGC 1275, a una enigmática figura cóncava conocida como la «bahía». «Perseo es uno de los cúmulos cercanos más masivos y el más brillante en rayos X, por lo que los datos del Chandra nos proporcionan un detalle sin precedentes», dice Stephen Walker, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, responsable de un artículo sobre los hallazgos que aparecerá en la revista Monthly Notices de la Royal Astronomical Society y ya está disponible en internet.
Pero la forma cóncava de la bahía no pudo haberse formado a través de las burbujas lanzadas por el agujero negro. Otra cosa debía provocarla. El radiotelescopio Very Large Array en Nuevo México mostró que la estructura de la bahía no producía emisiones, al contrario de lo que los científicos esperarían si un agujero negro está de por medio. Además, el gas tampoco giraba en la dirección esperada.

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