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miércoles, 25 de enero de 2017

SOL / AMENAZAS DEL CLIMA ESPACIAL EN LA TIERRA

¿Esta España preparada para defenderse de una gran tormenta solar?. Seis comunidades: Galicia, Asturias, País Vasco, Aragon, Castilla la Mancha y Comunidad Valenciana, han admitido a tramite iniciativas para la prevención e las amenazas del clima espacial, solo Extremadura tiene aprobado un plan de acción ...   
Hay dos historias que se repiten inevitablemente en los medios de comunicación cuando se refieren a las amenazas del clima espacial. La primera ocurrió en 1989, cuando una eyección de plasma solar dejó inutilizado un transformador en Nueva Jersey (EE.UU.) y 6 millones de personas en la provincia de Quebec (Canadá) se quedaron sin energía eléctrica. La segunda es aún más famosa, se denomina «evento Carrington» y sucedió 130 años antes, en 1859. Una tormenta solar «liquidó» el telégrafo de la época mientras en los cielos aún más al sur de Cuba se vislumbraban auroras boreales.

Desde entonces, no se ha producido ningún fenómeno de esa envergadura. Afortunadamente, porque en un mundo tan dependiente de la tecnología como el actual nos enfrentaríamos al caos. De decenas a cientos de transformadores quedarían destruidos, hundiendo en la oscuridad incluso continentes enteros y afectando a servicios clave como el abastecimiento de agua, la salud y el transporte. Los satélites quedarían desactivados y el GPS perturbado. Según algunos análisis, el mundo necesitaría de cuatro a diez años para recuperarse y el coste económico podría ser billonario.
Es un escenario improbable, sí, pero no imposible. «Existe una probabilidad superior al 1% de que nos alcance una gran tormenta solar, suficiente para tomar medidas al respecto. En comparación, la posibilidad de que se produzca una catástrofe por el impacto de un meteorito es mucho menor», dice Miguel Ángel Rodríguez, presidente de la Asociación Española de Protección Civil para el Clima Espacial (AEPCCE). Esa probabilidad es la que llevó al ya ex-presidente de EE.UU., Barack Obama, a dictar recientemente una orden ejecutiva para que el país se prepare ante la llegada de una hipotética tormenta solar.

De esta forma, según el texto, el gobierno federal debe tener la capacidad de predecir y detectar un evento extremo de clima espacial inminente, desarrollar los planes y programas necesarios para alertar a los sectores públicos y privados, reducir los riesgos en las infraestructuras críticas y poder responder y recuperarse de sus efectos.


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