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martes, 9 de agosto de 2016

CAMBIO CLIMÁTICO / UN NUEVO BROTE DE "ÁNTRAX"

El cambio climático podría liberar peligrosos microbios atrapados en el hielo, la descongelación de cadáveres de distintos organismos a causa del aumento de las temperaturas, supondría la descongelación de virus que están erradicados en la actualidad ... 
En 2014 un equipo de investigadores del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) hizo un inquietante descubrimiento en las profundidades del permafrost, en Siberia. A unos 30 metros de la superficie,enterrado en el suelo congelado, los científicos detectaron la presencia de un virus que llevaba al menos 30.000 años inactivado: el Pithovirus sibericum. Lo preocupante, es que, de vuelta al laboratorio, los investigadores comprobaron que estaba vivo, y que era capaz de infectar a sus víctimas: las amebas.
Pero no todos los microorganismos que duermen en el hielo atacan a las amebas. Investigadores estadounidenses encontraron un virus patógeno de plantas con 140.000 años de antigüedad y otros lograron «revivir» a una bacteria inofensiva, pero que llevaba 750.000 años atrapada en el hielo. También hay sospechas de que los cadáveres congelados de personas y animales enterrados en el permafrost podrían ser un refugio para agentes infecciosos de otras épocas, como la gripe o la viruela.
En 2007, investigadores encontraron restos del virus de la gripe española de 1918 en el cadáver de una mujer muerta en el permafrost de Alaska 75 años atrás, y así se cree que pudo haber ocurrido a finales del mes pasado, cuando las autoridades sanitarias rusas alertaron de un brote de carbunco («ántrax»), posiblemente originado a partir del cadáver de un reno, en la región de Yamal, Siberia. Pero el carbunco no es la única amenaza.
«En 2012, un equipo de investigadores encontró huellas de la viruela en dos momias del siglo XVIII», escribió Jean-Michel Claverie, microbiólogo del CNRS y descubridor del Phitovirus, en un artículo de análisis. «Si este virus fuera liberado al medio, las consecuencias podrían ser muchos más graves que la de este brote de Siberia».

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