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miércoles, 15 de junio de 2016

CIENCIA / UNA DE LAS CARACTERÍSTICAS DE LA VIDA

La naturaleza asimétrica de los seres vivos, encontrada por primera vez en el espacio exterior, se ha detectado la presencia de un enantiómetro, una molécula caracterizada por tener dos variantes que parecen ser los reflejos de un espejo, en una nube interestelar ...
La vida es un misterio en el que ciertos átomos se colocan de una forma muy concreta para conseguir cosas impensables en cualquier otra parte del Universo. Solo cuando forman estructuras como proteínas, ácidos nucleicos (ADN y ARN) o lípidos, los átomos permiten que aparezcan en el Cosmos rarezas como sistemas capaces de reproducirse, crecer, alimentarse, relacionarse con el entorno y morir: estos sistemas son los llamados seres vivos. Lo más curioso de todo es que esos átomos que forman parte de los seres vivos no han sido tocados por ninguna fuerza sobrenatural ni nada por el estilo. Lo cierto es que no tienen nada de particular.
Quizás su peculiaridad está en el orden; en la forma cómo esos átomos se colocan y se relacionan entre sí. Por ejemplo, los átomos que forman parte de los seres vivos suelen estar dentro de moléculas orgánicas (que son aquellas ricas en átomos de carbono) y, en muchos casos, además, suelen estar dentro de parejas de moléculas asimétricaslos llamados enantiómeros. Estas moléculas tienen una composición concreta, (por ejemplo tres átomos de carbono, 11 de hidrógeno y uno de oxígeno, como en la imagen de abajo) pero se diferencian en la colocación. El resultado es que aparecen moléculas que son como el reflejo de la otra, pero que no son iguales, y que tienen una propiedad conocida como quiralidad. Ocurre exactamente lo mismo con las manos: una es reflejo de la otra, pero no se pueden superponer. Por eso se puede decir que las manos son quirales.

Lo interesante de esas moléculas quirales llamadas enantiómeros es que 
desvían la luz polarizada en distintas direcciones: unos lo hacen hacia la derecha (son formas dextrógiras, o sea, que desvían la luz hacia la derecha) y se llaman formas D o (+), mientras que otras la giran hacia la izquierda (son levógiras, o sea, que giran la luz hacia la izquierda), y se llaman formas L o (-). Pero hay algo mucho más interesante aún: los seres vivos suelen preferir una de esas formas de cada entantiómero por encima de la otra. Por eso, un compuesto que forma el ADN de todos los seres vivos está hecho de D-ribosa, pero no de L-ribosa. O por eso, el jugo de las uvas está hecho de la forma L del ácido tartárico, pero no de la D.

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