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lunes, 10 de agosto de 2015

ASTRONÁUTICA / ¿PORQUÉ NO VOLVIERON A LA LUNA?

Hace 43 años que los terrícolas no pisan su satélite, aunque hay ambiciosos proyectos sin financiación para instalar allí colonias de hombres, robots y explotar sus recursos ... 
Hay ideas fantásticas para volver a la Luna. Y no solo para que un puñado de astronautas realicen unas cuantas excursiones cortas, sino para ir desplegando allí autenticas bases permanentes, tal vez colonias de hombres y mujeres que desarrollen actividades científicas, de explotación de recursos locales o que funcionen estación intermedia para la exploración de otros mundos, Marte el primero, claro. Cada una de las potencias espaciales se ha planteado en algún momento dar el salto de 384.000 kilómetros que separan la Tierra de su satélite natural. Se hacen constantemente aquí y allá estudios más o menos detallados de cómo serían esos campamentos: excavados en el subsuelo, uniendo módulos en superficie… 
Incluso se ha lanzado hace poco una iniciativa para aprovechar la tecnología de impresión 3D para construir una base allí con materiales del suelo lunar, sin tener que llevarse todo desde casa. Lo que no hay en marcha es un programa espacial lunar sólido, financiado, y haría falta una gigantesca inversión con calendario para que los humanos vuelvan a pisar la Luna en un plazo razonable y esta vez para quedarse. Y sin dinero (más tecnología, ciencia y voluntad política) no hay exploración espacial de tal envergadura; bien lo sabe la NASA, que logró aunar todos esos elementos imprescindibles hace medio siglo para poner en el suelo lunar a los astronautas del programa Apolo. Los últimos, Eugene Cernan y Harrison Schmitt, del Apollo 17, se despidieron de la superficie del satélite el 14 de diciembre de 1972.
“Una de mis ideas es ir a la Luna, a la cara oculta, y tener allí robots y humanos en una estación permanente, y no llevándose todo lo necesario desde aquí, sino utilizando material lunar, y construir allí, por ejemplo, un gran telescopio”, ha declarado hace poco el nuevo director general de la Agencia Europea del Espacio (ESA), el alemán Jan Woerner, que se ha estrenado en el cargo el 1 de julio. Pero la iniciativa europea no cuenta con un proyecto como tal y debidamente financiado para hacer realidad nuevas misiones tripuladas a ese objeto vecino del Sistema Solar, el único que ha pisado el hombre más allá de la Tierra.

Y la NASA, mirando más hacia Marte y hacia algún asteroide, sigue con el rabillo del ojo esas iniciativas sin comprometerse. “Nunca he dicho que Estados Unidos no vaya a volver a la superficie de la Luna. Lo que digo es que en un futuro previsible, dado el presupuesto que tiene la NASA y dado dónde estamos y lo que necesitamos tecnológicamente para ir a Marte, no va a ser EE UU quien lidere una expedición a la superficie lunar”, explicó el director de la agencia espacial estadounidense, Charles Bolden, hace un par de años, y lo ha repetido una y otra vez. Eso sí, puntualizando que si otra potencia espacial va a la Luna, “proporcionaremos nuestra capacidad tecnológica con la única condición de que nos permitan enviar un astronauta nuestro como parte de la tripulación”.

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